«Me gusta que Feijóo dijera que no viene a insultar, que viene a ganar. Es legítimo»

Ante la proximidad del 8-M, la exalcaldesa rememoró cómo, tras su formación como trabajadora social, trabajó en barrios y escuelas donde «fui consciente de las dificultades que teníamos las mujeres». Por eso, decidió estudiar Derecho «para trabajar mejor en ese propósito de conseguir la igualdad y la derogación de determinadas leyes del país». Junto a Carmina Manjón, en 1973 eran las únicas abogadas colegiadas de Asturias. Pero en su lucha feminista hay cuestiones que no acepta: «Estoy en ese grupo de mujeres que está absolutamente en contra de la 'ley trans'. Vamos a intentar que no salga», dice. Y es que cree que será nociva para la mujer, sobre todo para las más jóvenes. Por eso, defiende trabajar en «conseguir que a igual trabajo, igual salario. El problema está en que los mejores trabajos son los de las industrias y las telecomunicaciones, donde las mujeres no están. Tenemos que seguir acortando esa brecha».

Fue directora de Instituciones Penitenciarias con el ministro Belloch y coincidió con Teresa Fernández de la Vega y Margarita Robles. «Fue una época muy complicada y muy bonita. Pude cambiar el reglamento penitenciario y construir cinco cárceles modernas», recuerda. Además, confirma que se negoció con presos de ETA, pero «no para terminar con el terrorismo, sino para romper los lazos de solidaridad que había entre los presos. No se les ofrecía ninguna ventaja». Pero ella también fue golpeada por el terrorismo, cuando se puso una bomba en la farmacia de su marido, Daniel Palacio. «Lo recuerdo con angustia, porque se podía haber llevado todo el edificio. Además, en el piso de arriba había una familia con niños». Previamente, en 1976, los Guerrilleros de Cristo Rey habían puesto otra bomba en la farmacia. Por eso, tras el reciente juicio a la etarra autora del atentado «sentí que podía pasar página y que la Justicia hizo su trabajo. Fue un descanso psíquico».

Paz Fernández Felgueroso fue vicepresidenta de Cajastur en una época difícil. «Lo recuerdo con poco agrado, pero luego la cuestión se normalizó y estuve a gusto, a pesar de que me tocó un papel desagradable esos días». Hoy, la entidad pertenece a Unicaja y remarca que «las cosas han cambiado bastante en toda la banca. Pero en Asturias era una cuestión psicológica, porque era como nuestra casa, había un sentimiento de pertenencia que se ha perdido. Ahora lo está intentando recuperar la Caja Rural, que hace una labor bastante buena».

También le tocó lidiar con muchos problemas como consejera de Industria, por lo que explica que «fue una época con ambivalencia. Fue bonita porque apoyamos a la industria, pero convulsa porque se arrastraba la reconversión y con el sector naval en armas». Le fue imposible salvar Confecciones Gijón, aunque tuvo la satisfacción de la implantación de Du Pont. «Es esa época, trabajar con Pedro de Silva era un lujo, estaba pendiente de todo». Rememora cómo ella y el entonces alcalde Álvarez Areces se personaron en la factoría de Suzuki para que la fábrica no cerrara, y lo consiguieron.

Reconoce la exalcaldesa que «nos sorprendió» la llegada de los nuevos partidos, pero «ahora vemos cómo se deshacen como azucarillos». Cree que se debió a un momento en el que «la sociedad estaba menos cohesionada y enfadada porque no se atendían sus necesidades sociales». Por eso, cree que el bipartidismo «da más tranquilidad, aunque tuvo muy mala prensa. De todas formas, luego hubo un análisis y vieron que los nuevos partidos tampoco era lo que querían. Quizá el bipartidismo llegó a generar demasiada soberbia y la gente entendió que se necesitaba un contrapeso».

Pero en la política actual hay mucha crispación, por eso aplaude la llegada de una figura como Alberto Núñez Feijóo a la presidencia del Partido Popular. Según indica, «hay un ambiente irrespirable. Nunca se habían visto discursos tan violentos, con falta de respeto e insultos contra Pedro Sánchez. Es increíble». Por eso, no le duele en prenda reconocer que «me gustó cuando Feijóo dijo que no viene a insultar, que viene a ganar. Es legítimo, me gusta esa posición. Cuando alguien insulta es que no tiene discurso».

Cree Fernández Felgueroso que existen diferencias entre formaciones como Bildu y ERC con Vox. Los dos primeros «están alejados, pero son más sensatos. Está el problema de separatismo catalán, que a ver cómo se soluciona, pero no hacen planteamientos no democráticos». Por contra, considera que los responsables de Vox «van contra situaciones que se lograron en una democracia plena», y pone como ejemplo que esa formación quiera eliminar la ley de igualdad, la de violencia contra las mujeres o su postura contra la llegada de inmigrantes, porque «España va a necesitar a los inmigrantes», remarca.