«No gusta que la federación vecinal ya no se deje mangonear por los partidos»

-¿Cómo definiría su etapa al frente de la federación?

-Como un proceso de aprendizaje continuo, con momentos apasionantes como todo lo que tuvo que ver con la reivindicación del plan de vías. La campaña de 'Pedro firma ya' y el encierro en el Ayuntamiento supusieron un momento álgido porque vimos la capacidad de influencia que teníamos y se consiguió el objetivo de la firma del convenio. También destacaría la campaña contra la centralización de la atención continuada, que nuestro compañero Manuel Cañete sea el primer presidente del Foro de la Movilidad y todo lo que tiene que ver con la lucha contra la contaminación, reforzando el trabajo que venía haciendo la plataforma. Son momentos en los que como agente social tienes que ponerte al frente de determinadas reivindicaciones.

-¿No ha sido una etapa demasiado tensa con el Ayuntamiento?

-Yo no diría tensa, ni con este equipo de gobierno ni con el anterior. Han sido mandatos en los que el movimiento vecinal no ha tenido que pedir permiso para ser lo que es. Venía de una etapa de demasiada injerencia de los partidos políticos en su labor, pero tanto Tita Caravera (la anterior presidenta) como yo hemos gozado de independencia y luchado por la cohesión en el movimiento vecinal. Y eso a las administraciones, da igual su color, no les gusta, porque prefieren una sociedad civil desvertebrada, sumisa y que no cuestione la prevalencia de la democracia representativa frente a una democracia participativa hacia la que históricamente siempre hemos querido transitar. En el momento en el que hay una federación que no se deja mangonear, siempre va a tener enfrente a la institución.

-Habla de representatividad. ¿Cuál tiene ahora mismo la entidad?

-La que nos dan las asociaciones de vecinos, que a día de hoy son el elemento vertebral de todos los barrios de Gijón. Es cierto que a los vecinos les cuesta participar, porque no tienen tiempo y porque cuando acaban de trabajar lo que quieren es descansar y pasar tiempo con los suyos. Pero cada vez que hay un problema en algún barrio a quien primero se acude es a la asociación de vecinos. No entiendo que continuamente se cuestione nuestra representatividad. ¿Se cuestiona que la federación de empresarios ejerza de portavoz de todo el ámbito empresarial?

-¿Por qué no les gusta el plan de barrios del Ayuntamiento?

-Porque no es un plan de barrios, solo una enumeración de obras inconexas y anárquicas que han tenido que presentar porque grupos como Ciudadanos les flagelaban semana tras semana por incumplir una promesa electoral. Y aunque se ponen medallas diciendo que es fruto de la aportación de las asociaciones vecinales, no es verdad. Simplemente, durante su ronda de presentación las concejalas tomaron ideas de algunas necesidades de algunos barrios, porque este es el plan solo de algunos barrios, y con ello hicieron un conglomerado. Pero en ninguna reunión plantearon que lo que les estaban trasladando iba a tener luego un correlato en ningún plan. Y hubo asociaciones a las que ni fueron a presentarse.

-La lucha contra la contaminación se ha puesto en el centro de las prioridades de la FAV. ¿Ha influido realmente la movilización social sobre las administraciones?

-Absolutamente. Sin presión social habrían seguido mirando al cielo para que lloviera, escondiendo los datos de contaminación y tomando medidas absolutamente tímidas en un problema de salud pública. Y no lo discuten ni ellos. Teníamos una consejera de Medio Ambiente negacionista que tuvieron que cesar por esa presión. Y que haya un plan de calidad del aire es más por la lucha de la plataforma que por obligación europea.

-Dentro del plan de vías, ¿cree que se respetará la ubicación de la estación intermodal frente al Museo del Ferrocarril?

-Ni soy creyente ni hacemos actos de fe con las administraciones públicas, pero lo que está escrito es sagrado. Y lo que sí pido a la alcaldesa, a Adrián Barbón y a Pedro Sánchez es que si el estudio informativo arroja unos resultados diferentes a lo que es el consenso, pregunten de nuevo a las entidades, a los grupos políticos, a los sindicatos, a las organizaciones empresariales para construir un consenso nuevo, pero en base a la empatía. Lo que tenemos ahora son dos caballos, tirando cada uno para un lado por un problema de ceguera política y de rechazo a cada proyecto anterior solo porque era de otro partido. Un caballo tira hacia Moreda, que dicen que es el proyecto del PSOE. Otro hacia el museo, que dicen que es el de Cascos. Y en el medio está Gijón, que puede llegar a romperse.

-¿En qué estado deja la federación vecinal urbana para su sucesor?

-Dejo una federación absolutamente cohesionada y con muy buen rollo, en la que las asociaciones se sienten orgullosas de su propio trabajo y del de la FAV. Pero no he sido yo, eso lo hemos construido entre todos. Y lo que construye el desarrollo colectivo del movimiento vecinal está a prueba de balas y de injerencias.

-Esa unidad no incluye asociaciones como la de La Calzada, situada al margen de esta directiva.

-Es que la asociación de La Calzada está al margen de su propio barrio, se ha desentendido absolutamente de su trabajo vecinal. El último hito de su presidenta fue dar una entrevista a EL COMERCIO insultándome. Afortunadamente, allí donde hay dejación de funciones, también está la federación. Porque para tratar problemas de ese barrio como los de la atención primaria y la contaminación, la asociación de La Calzada ni está ni se la espera.