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MARCO MENÉNDEZ
GIJÓN.
Martes, 17 de abril 2018, 03:44
La junta directiva del Real Grupo de Cultura Covadonga, presidida por Antonio Corripio, vio cómo ayer la asamblea de socios aprobaba su programa de actividades, la subida de cuotas sociales y el presupuesto de la entidad para el presente ejercicio. Y los socios lo respaldaron con el 77% de los votos. Pero el equipo de Antonio Corripio también consiguió la aprobación del programa y las cuentas del año pasado, en esta ocasión con el apoyo del 70% de los asistentes.
Así, la entidad contará este año con un presupuesto de 11.376.541,68 euros y la masa social hará frente a una subida de cuotas, por la merma que supone la suspensión de nuevas altas en el club, de 0,45 euros mensuales, para un hijo infantil, 1,27, para un matrimonio; 0,86, para un matrimonio con dos hijos infantiles, y 1,69, para un adulto individual. Como es costumbre, los socios de mérito mantienen su cuota congelada.
El tesorero grupista, Joaquín Miranda, justificó esta subida en «la merma de ingresos por cuotas de nuevas altas», al tiempo que aseguró que los principales ingresos con los que cuenta el club son las cuotas sociales, que este año alcanzarán los 8,2 millones de euros, es decir, casi el 73% del presupuesto.
También se dio de paso a un nutrido programa de actividades previsto para este año, con motivo del 80 aniversario de la entidad, el centenario del Santuario de Covadonga, la colaboración con el Descenso del Sella y la próxima puesta en marcha de una nueva web y aplicación móvil para los socios.
Pero si algo concitó el debate durante la asamblea fue la compra de la finca La Torriente y la posibilidad de que el club se tenga que ver en un futuro obligado a pagar el IVA por la operación y que supondría 283.500 euros. El asesor jurídico del Grupo, Miguel Ron, quiso dejar claro que «la finca está pagada por 1.350.000 euros, que engloba el IVA».
Esas explicaciones no fueron suficientes para los exdirectivos Melchor Fernández y Jaime Viña, así como por otros socios como José Luis del Valle y Mariano de la Puente. Especialmente fuerte fue el debate entre los dos primeros y el presidente grupista. Tal fue así que Fernández acusó a Corripio de «mentir» y Viña de presentar «unas cuentas maquilladas». El presidente, por su lado, sacó a relucir datos de cuando ambos socios eran directivos, como el elevado número de expedientes disciplinarios abiertos a socios, trabajadores en situación irregular o el número de nuevas altas de socio que se producían a principios de cada año, por lo que les indicó que «no están en disposición de dar lecciones en materia de gestión a esta junta directiva».
También fueron varios los trabajadores regularizados por el club, la mayoría monitores, y amparados por el convenio colectivo firmado la semana pasada los que salieron al estrado para hablar en apoyo de la junta directiva. Fueron Emilio Pérez, Oliva Rodríguez y María Antonia Suárez. Ésta aseguró que «no somos solo gasto, sino también fuente de ingresos para el club».
El presidente de la entidad quiso transmitir tranquilidad y confianza a la masa social, asegurando que el Grupo de Cultura Covadonga es «un club estabilizado y equilibrado», pues en su opinión presentó a la asamblea «unas cuentas ajustadas, con un crecimiento moderado, para poner en valor las actuales instalaciones, que es lo que nos demandan los socios». Además, aseguró que «toda incertidumbre judicial ha terminado».
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