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ANDRÉS PRESEDO
GIJÓN.
Domingo, 18 de marzo 2018, 00:38
La expansión del Grupo de Cultura Covadonga hacia el Club Hípico Astur (Chas) se atasca debido a la «incertidumbre» que rodea a la auténtica propiedad de los terrenos en cuestión. Ese es el motivo, en este momento y desde hace ya muchos meses, de que ... la entidad grupista no haya dado el paso de presentar una oferta económica formal por la totalidad o, al menos, por una parte de la finca ocupada por el Chas, que sería de vital importancia para su desarrollo futuro. Conversaciones, se reconoce, ha habido y sigue habiendo periódicamente muchas, pero nunca se pasó de las palabras a los papeles. ¿Los motivos? Sobre los terrenos del Chas hay tantas incógnitas como protagonistas: desde la propiedad sociedad hípica hasta la sociedad Ganax, el Chas Pádel (clave en todo este entramado) y hasta el Ayuntamiento de Gijón, con intereses dentro de la finca ahora vallada aunque, al menos de momento, no los hiciera valer.
El Grupo Covadonga está interesado en esos terrenos para su expansión y con la vista puesta en un futuro a diez o veinte años. El Chas, según asegura su presidente, Jesús Kocina, tiene a la entidad grupista como primera opción para hacerse con sus instalaciones, previa negociación económica y de usos. Las diferencias en cuanto al coste no son insalvables. Entonces, ¿por qué se prolonga ya durante años este culebrón cuyos propios protagonistas parecen conocer su final? «Incertidumbre» es la palabra. El Grupo Covadonga, así lo reconocen y lo ha podido constatar este periódico, no está dispuesto a dar un paso al frente, a poner sobre la mesa una oferta económica y presentarla a sus socios en asamblea, sin tener la certeza de la propiedad legal de todos los terrenos en liza y eso, al día de hoy, reconocen, es más que complejo.
Desde que el Chas se viera inmerso en el concurso de acreedores, y ya han pasado años, la situación económica-financiera de la entidad de complicó a niveles extremos. Jesús Kocina, como presidente y avalado por la asamblea de socios, optó por la venta de una importante franja de terreno, 19.000 metros cuadrados, al costado a la avenida de Albert Einstein, a la sociedad Ganax, que apareció en su momento como la única posibilidad para salvar a la sociedad hípica de su quiebra y disolución. Ganax puso el dinero para cubrir las deudas en aquel momento puntual, pero, con el paso del tiempo, una entidad con pocos socios e instalaciones obsoletas, se comprobó que había sido solo un parche; necesario, pero una solución meramente parcial. Ganax ya tenía en su poder la parte más jugosa del 'pastel' del Chas, sobre todo la que el Grupo Covadonga más podía desear por pura cercanía a sus actuales instalaciones y, además, después de no pocos rumores especulativos, el Ayuntamiento de Gijón dejó claro que allí, en ese terreno, solo estaba permitido desarrollar proyectos de carácter deportivo.
Ese fue el primer capítulo. El Grupo ya no tenía que negociar con el Chas, sino con Ganax. El primer contacto con sus representantes legales condujo, con aquella petición de cinco millones de euros, a una ruptura casi definitiva. Luego, la cifra bajo de forma considerable, pero fue, entonces, ya en el pasado verano, cuando entró en liza una cuarta voz, la de la sociedad Chas Pádel, con un contrato de derecho de uso de 5.500 metros cuadrados justo en el medio de la parcela de que el Chas vendió a Ganax, donde se encontraba, y aún se ubica allí, un pequeño campo de fútbol, al costado de la avenida de Albert Einstein. El contrato era legal y comprometía al Chas, aunque hubiera sido firmado por el anterior presidente de la entidad. Chas Pádel pretendía construir en la zona una serie de pistas para la práctica de este deporte, proyecto que no pudo desarrollar en su momento, allá por el año 2013, porque el terreno en cuestión estaba a nombre del Ayuntamiento de Gijón. Otro embrollo más. La permuta que, en su día, hicieron el Chas y el Consistorio no estaba formalizada. En el Registro de la Propiedad, el dueño de esa parcela comprometida era el Ayuntamiento. Todo volvía a quedar parado.
A día de hoy, Jesús Kocina asegura que la permuta ya está cerrada ante notario. Por entonces, no lo estaba. La primera consecuencia fue que Chas Pádel tuvo que parar el proyecto y, años después, ya en 2017, cuando aún les quedan más de cuatro lustros de derecho de uso de sus terrenos, se enteran de que el Chas los han vendido a Ganax dentro del 'paquete' de los 19.000 metros cuadrados.
De nuevo se encona la situación, máxime cuando Chas Pádel dispone de una sentencia firme de la Audiencia Provincial que le reconoce sus derechos y que obliga al Chas a mantener lo pactado y formalizarlo por escrito. En caso contrario, así lo refleja el contrato, la indemnización a Chas Pádel se valora en un millón de euros, una losa que se antoja insalvable. Los socios de esta última entraron en el Chas el pasado verano con el propósito de tomar medidas para su proyecto y Jesús Kocina llamó a la Policía Nacional para que los desalojara.
Unos y otros se acusan de incumplimiento de contrato. Kocina dice que no tiene validez, mientras que el Pádel asegura que se están cobrando por el Chas unos emolumentos por alquiler de pistas de tenis que les correspondería percibir a ellos y aseguran que preparan una demanda contra la entidad hípica que presentarán en unas semanas. Otro punto de discordia a sumar, y no poco importante, sobre la propiedad de los terrenos, que el Grupo conoce con todo detalle y cuyas consecuencias económicas son imprevisibles.
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