JOSÉ LUIS RUIZ
GIJÓN.
Lunes, 1 de julio 2019, 02:41
Las fiestas de San Pedro en Castiello de Bernueces han conseguido este año eliminar el botellón en el prao y todos los problemas que conlleva. «Ha sido otro mundo. Hemos reducido el botellón en un 90% al menos y estamos encantados», declaró José ... Ramón Suárez, presidente de la sociedad de festejos de Castiello. Durante todo el fin de semana, la Guardia Civil se ocupó de controlar los accesos a la zona festiva y los alrededores, registrando coches y bolsos de todos los que querían acceder al recinto. «Tanto ellos como la Policía Local, nos ayudaron muchísimo», agradeció Suárez. «Están muy satisfechos con nosotros porque cumplimos la normativa y los horarios marcados. Así que se demuestra que, si todos colaboramos, las cosas pueden salir muy bien». Hubo grupos de jóvenes que intentaron esconderse en los alrededores del prao para beber pero fueron interceptados por los agentes, que les requisaron las bebidas y procedieron a su identificación. Algunos de los habituales de las fiestas de Castiello aseguraron que «nunca» habían visto «tanto despliegue policial en la zona».
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La seguridad privada contratada por la sociedad de festejos también contribuyó a evitar los conflictos. «Pusimos vallas alrededor de algunos chalés e incluso pagamos 40 euros a algunos colaboradores para que vigilaran toda la noche algunas zonas. La seguridad dentro del prao nos costó unos 7.000 euros pero han estado bien invertidos», reconoció Suárez. Tampoco echaron de menos las peleas y comas etílicos. «Otros años llegamos a tener falta de ambulancias de tantas urgencias que había», comparó el presidente de la sociedad.
Las barracas registraron unas ventas algo más altas, pero no tanto como se podía esperar. «En realidad la caja no ha subido mucho porque los que venían con sus propias bebidas tampoco consumían. Por los menos, tampoco causan gastos por los destrozos y toda la suciedad que dejaban. Este año, la gente de más edad podía andar por el prao sin tropezar con toda la basura», agradeció. En cuanto a la afluencia de público, la organización asegura que «hubo mucha más gente que el año anterior». Incluso en una de las barracas se terminó la sidra a mitad de la noche.
Lo mismo ocurrió en Jove. Hasta en dos ocasiones agotaron las reservas de sidra. «Teníamos cien cajas y se agotaron sobre la una de la mañana, pedimos otras 80 y se volvieron a terminar. Con 80 más pudimos terminar la noche», se felicitaron desde la barra. En Jove no tuvieron que lidiar con el problema del botellón. «Aquí no viene nadie con bebidas de fuera y si viene alguno le invitamos a marcharse», indicó Jesús Souto, presidente de la comisión de fiestas. La orquesta Cuarta Calle amenizó la noche hasta las cuatro de la madrugada en una noche de sábado memorable. «Superó todas las expectativas. No solo de sidra, estaba todo el prao lleno, los feriantes están encantados y nosotros también», destacó Javier Junquera, miembro de la comisión de fiestas.
Ayer amanecieron pronto para preparar el acto que llenó la mañana con el olor a gasolina y el pausado ritmo de los cilindros de las Harley y todo tipo de motos que se reunieron en la concentración motera. «Es la tercera vez que venimos. Se trata de dar un poco de colorido a las fiestas y colaborar con la asociación, ya que somos del barrio», relató José Enrique Valdés, presidente de Magaya. José Luis Varela, vicepresidente de Asturfénix, contó casi cien motos entre los dos clubes. «Queremos que la gente conozca el mundo de la moto y no crean que somos esos americanos salvajes que van por ahí montando follón, corriendo y metiendo ruido. Aquí nos gusta comer y pasarlo bien».
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En El Polígono, las fiestas suelen ser tranquilas. Sin rastro de botellón. «Aquí se convive todo el rato con niños y hemos impuesto que hay que dar ejemplo. Cuando entra alguien con bebidas les invitamos a salir fuera». Ayer celebraron la tradicional comida popular, en la que participaron 426 vecinos y por segundo año consecutivo Belén Iglesias se llevó el primer premio en postres. «He hecho una tarta de tres chocolates. Nunca hago una receta tal como la encuentro, la voy modificando a mi gusto. A esta por ejemplo, le he añadido almendra tostada en la galleta molida y en el chocolate. Ese es el secreto».
Los organizadores de las próximas fiestas del concejo ya están ultimando los detalles y algunos no temen al botellón. «No hemos tenido ese problema hasta ahora. Nuestro público es más de cenar tranquilamente. De todas formas, tenemos seguridad y estaremos muy pendientes», comentó María Martínez, secretaria de la asociación de fiestas de Porceyo.
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En Somió, la presidenta de la sociedad de vecinos San Julián, Soledad Lafuente, tampoco espera complicaciones. «Es una fiesta familiar en un prao muy pequeñito», expone. En cambio, Pilar Ruiloba, vicepresidenta de la asociación de vecinos La Cruz de Ceares, ya conoce las consecuencias de este fenómeno. «Nosotros lo hemos vivido más veces y no le vemos fácil remedio. La gente debe concienciarse de que así se están cargando las fiestas», sentenció.
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