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GUILLERMO MAESE
GIJÓN.
Miércoles, 13 de abril 2022, 00:28
Recorrieron en cuatro días cerca de 5.600 kilómetros. Más de 60 horas en furgoneta para llevar ayuda humanitaria a 200 kilómetros de la frontera entre Polonia y Ucrania. Once policías locales de Gijón, Oviedo, Avilés y Aller se desplazaron al este de Europa en cinco furgonetas, cedidas por el concesionario Adarsa, para llevar material médico, ropa de abrigo y artículos de higiene personal. Esto en el viaje de ida. En el de vuelta, rescataron de la guerra a diecisiete ucranianos que huyeron de Mariúpol y Járkov. Llegan a Asturias porque aquí tienen familiares y amigos que les pueden ayudar a dar los primeros pasos de su nueva vida. En Ucrania dejan, además de la guerra, familiares en el frente y sus casas y vidas destrozadas por la invasión rusa, que comenzó hace hoy cuarenta y nueve días. A las ocho de la tarde, en las instalaciones del concesionario Adarsa, se reencontraron las familias rotas por la guerra. Afloraban los nervios y los sentimientos entre los ucranianos y los policías. «Ha sido un viaje muy duro. Hemos tenido grandes emociones. Lo mínimo que podemos hacer es ayudarles de esta forma», explica Ildefonso Rodríguez, secretario general del Sindicato Independiente de Policías Locales de Asturias (Sipla-CSLA).
Entre los recién llegados se encuentra la familia Filipova, compuesta por un matrimonio, seis niños y la abuela. El más pequeño de ellos tiene apenas unos meses de vida. «Destrozaron nuestro hogar. Pasamos días escondidos en un refugio para después vivir en una casa abandonada», relata para EL COMERCIO María Filipova, joven de 17 años. A su abuela Luba, de 81 años, se le llenan los ojos de lágrimas cuando intentaba mostrar su agradecimiento a los policías que les rescataron. «Solo les podemos dar las gracias por habernos cuidado tanto. Son nuestros ángeles porque nos han salvado la vida. Les estaremos eternamente agradecidos», decía.
Tetiana Koval vive en Gijón desde hace varios años con su marido y sus hijos. Acompañó a la Policía para hacer las labores de traductora y para sacar a su padre del país. «Ha estado todo el viaje llorando. Es muy difícil de asimilar que tengas que huir de tu país por intereses políticos», explica. A Tetiana le falta por rescatar a su hermano, en el frente, y a su madre, que se negó a abandonar el país sin su hijo menor. «Volveré para intentar rescatar a mi madre y a mi hermano», sostiene.
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