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El arzobispo Jesús Sanz Montes bendice el féretro de Fernando Fueyo. A la izquierda, en el primer banco, sus sobrinos. Detrás, su nieta adoptiva, Pipo Prendes y miembros de su familia adoptiva, así como el sacerdote Luis Menes, que da la mano a un desolado José Manuel García. Ambos compartieron misión con Fueyo en Burundi. FOTOS ARNALDO GARCÍA

«Gracias, Fernando. Jugarás con Quini en el cielo»

Su ciudad, su barrio y su equipo llenan El Coto para despedir a un hombre «sencillamente bueno» que «quería a todo el mundo»

Sábado, 25 de junio 2022, 03:41

Fernando Fueyo se preguntaba si en el cielo habría centollos. «Seguro que ahora lo está comprobando», reía Covadonga, su nieta adoptiva. Era ayer un día importante para 'Nando', como ella lo llamaba, pero también para las decenas de personas que desbordaron la iglesia de San ... Nicolás de Bari para despedir al cura sportinguista, al cura de El Coto y al de Burundi. «Seguro que está muy agradecido de que estéis aquí con él, y también de que os hayáis puesto hacia delante en la iglesia, porque siempre había huecos y ahora no hay ni uno. Eso lo hará muy feliz». No podía haberlos: de hecho, muchos siguieron el funeral desde fuera, bajo la lluvia. Compañeros sacerdotes, sportinguistas, vecinos, feligreses, amigos y conocidos, todos quisieron acudir a despedir a un cura que en El Coto hizo barrio y parroquia como nadie y que llevó la camiseta rojiblanca hasta África.

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Eran las cuatro y media y en la que fue su parroquia durante 37 años no cabía un alma. Fuera, se saludaban conocidos sportinguistas: exjugadores como Marcelino García Toral, Javi Fuego, Juanjo González, Manolo Jiménez, Claudio, José Manuel Díaz Novoa, Isma Piñera, Manolo Murias, Juan Carlos Ablanedo, Secundino Suárez 'Cundi'... También otras figuras vinculadas al equipo rojiblanco, como Gerardo Ruiz, Antonio Maestro, Leli Rubiera, Juan Zarracina o Sergio Sánchez, entrenador del Sporting B. Joaquín Alonso, responsable de relaciones institucionales del club, recordaba su «efusividad» sportinguista y los mensajes «de fuerza y confianza». «Nos decía que el Sporting estaba por encima de muchas cosas y que podíamos llegar adonde quisiésemos poniendo todo de nuestra parte». También los vecinos se volcaron. «Era el mejor párroco, el que más ayudó y más hizo, tenemos que llorarlo y llevarlo en el corazón», decía Josefa de León. Y los donantes de sangre, presididos por Faustino Valdés, quien recordaba que Fueyo «lleva décadas como páter nuestro».

«Al Tartiere no»

Apenados por despedir a uno de los suyos, cerca de treinta sacerdotes acompañaron al arzobispo Jesús Sanz Montes en la eucaristía, que ofició junto al arcipreste Juan Lozano y el actual párroco de El Coto, Iván González Collado y que contó con el acompañamiento del coro Melisma. Sanz Montes echó la vista atrás a 2018, cuando estando en Perú recibió la noticia de que Fueyo tenía un tumor en la próstata. «Le dije: 'Me he enterado de lo tuyo, el domingo hay fútbol, derbi, no sé si vendrás al Tartiere'. Y me contestó un mensaje simpatiquísimo que conservo: 'Al Tartiere, pérdoneme señor arzobispo, no me es fácil ir, porque siempre hay lío y mucha escalera, y no me quiero arriesgar estando ya malito. Ojalá podamos celebrar, pero venga usted a hacerlo a Gijón». Genio y figura. El arzobispo rememoró también cómo, al encontrarse en Benín (África) con un niño luciendo camiseta rojiblanca que soltó un '¡Puxa Sporting!» en su discurso en yoruba, comprendió «que la siembra de Fernando Fueyo no fue únicamente contar el Santo Evangelio, sino que era inevitable en él llevar la asturianía y los colores de su Sporting y su Gijón del alma».

Interrumpió de pronto la homilía un espontáneo que gritó algo unas palabras que muchos sintieron propias: «Era un hombre bueno, era un ángel. ¡Gracias, Fernando! Jugarás con Quini en el cielo».

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Siguió, tras el paréntesis, Sanz Montes relatando cómo su último recuerdo juntos es de hace unos dos meses, en Lourdes, donde Fueyo le confesó y después pidió ser confesado. «Fue posiblemente su última confesión y además de los pecados, me quiso confesar cómo vivía este momento, con plena conciencia de que estaba terminando su periplo aquí en la tierra, con esa certeza y serenidad de quien sabe que ha dejado el trabajo hecho. Y al despedirnos con un abrazo me dijo, 'encomiéndame a la Santina'». El arzobispo aseguró que «ir al cielo es más que ganar una liga o una Champions» y agradeció «la larga vida que Cristo nos concedió compartir con un hombre y un cura sencillamente bueno».

«Pescador de almas»

«Era un hombre que quería a todo el mundo», insistió su nieta, Covadonga. «En el colegio se metían conmigo por ser amiga del cura. No seré como Pedro: Hoy digo que sí, soy amiga del cura, la nieta del cura, y me hace muy feliz». La presidenta de Sos Burundi, Lucía Menéndez Viejo, le dedicó unas palabras a 'Ferdinando', como le llamaban en Ntita: «Pescador de almas y personas, extendiste tus redes para arrimar a muchos a tus señas de identidad, a tu saber estar en el mundo. Tu presencia perenne queda con los que compartieron tu fe, con el mundo misionero en Burundi, en el barrio de El Coto, en los sportinguistas. Que tu fuerza y bondad nos ayude a seguir tendiendo las redes que nunca recogiste». Con un fuerte aplauso y el sonido de las gaitas, Gijón despidió a Fernando Fueyo. Solo faltó escuchar un 'Puxa Sporting'.

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