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Toda la hilera de 16 palmeras de la calle Ezcurdia, de unos 60 años de antigüedad, fueron podadas en la época en que no se debe hacer. Los ejemplares fueron tratados con bolsitas inyectables de factura por el portero de la comunidad. El resultado es que las de fuera y las de dentro de la urbanización están para talar paulatinamente y afectando a todas las del entorno.
Gijón, un palmeral en extinción

Gijón, un palmeral en extinción

El este del casco urbano ha sido arrasado desde noviembre de 2023 por un pico de eclosión, que se vio potenciado por el calor

Rafael Suárez-Muñiz

Martes, 23 de enero 2024, 00:49

En abril de 2023 nació la plataforma Stop Picudo para dar a conocer este gravísimo problema y poner en contacto a propietarios de palmeras con empresas certificadas para acometer los tratamientos necesarios. Asimismo, esta plataforma se reunió con varias formaciones políticas y la ahora alcaldesa lo incluyó en su programa electoral con la intención de sacar a concurso formaciones y campañas de información por parte de técnicos especializados, ya que el anterior equipo de gobierno y sus directores de Emulsa y Parques y Jardines, habiendo sido avisados un año antes, no habían hecho nada hasta nuestras apariciones en los medios de comunicación.

También se dijo en varias ocasiones que al final del verano casi todas las palmeras canarias de Gijón estarían vistas para sentencia; tanto las 259 de titularidad municipal como las cerca de 5.000 privadas. ¿Cuál es el resultado a día de hoy? Pues que todo lo que ha hecho el Ayuntamiento, heredado del mandato anterior, no ha servido para nada y se sigue sin actuar como es debido, lo cual reporta serios temores ya que los números dicen cosas dudosas.

La dirección del colegio la Asunción fue avisada de que no le habían hecho bien el tratamiento de sus palmeras hace casi un año. El resultado es el mismo que las del centro de Gijón.

En abril, Emulsa sacó un contrato para tratar con endoterapia 60 palmeras. El concurso lo ganó una empresa gallega por un coste de 143 euros cada ejemplar y algunas fueron duchadas con Acetamiprid. Algo no encaja cuando los tratamientos básicos que se consideran desde Stop Picudo -véase la absoluta salvación- cuestan alrededor de 300 euros y los que licita el Ayuntamiento cuestan menos de la mitad. Los técnicos municipales insisten en el empleo de emamectina y cada litro cuesta 3.500 euros. Para tratar las licitadas se han requerido aproximadamente dos litros, tocando a 21 ml cada palmera por pinchazo. Es dificilísimo que se salve una palmera pinchándola abajo, en la parte más seca, habiéndose visto cómo exuda el producto al no absorberlo, no trasloca correctamente y tampoco recibe un insecticida por arriba. Tampoco se está observando que las palmeras tengan un seguimiento constante. Asimismo, hay que decirle a la gente que el uso de drones es un auténtico engaño, no sirve para ver el estado del corazón, solo permite estimar la cantidad de bichos que hay cerca. Lo barato nos está saliendo carísimo.

Las actuaciones vía Stop Picudo (infostoppicudo@gmail.com) a casi un centenar de palmeras desde su constitución conllevan: diagnóstico, dos inyecciones al año en la parte alta y tres duchas foliares con insecticida, fungicida y repelente, así como un continuo seguimiento de la evolución y, en caso irremediable, cabría la cirugía. Se está viendo que Gijón tiene palmeras muy viejas y muy altas, por lo que el protocolo llevado a cabo no está siendo el correcto.

A los 2 millones de euros que se piden en la venta del palacete de Ladislao Menéndez, junto al museo Nicanor Piñole, habrá que añadir otros 6.000 euros de tala táctica, pues corre serio peligro la inmediata construcción.

60 muertas en un kilómetro

Del cementerio que son las parroquias llevamos hablando desde 2022, pero es que ahora el este del casco urbano ha sido arrasado desde noviembre de 2023 -como lo fue el borde sur desde octubre de 2022-, por el pico de eclosión del picudo y todo ello se ha potenciado por las altas temperaturas.

Es pavoroso darse un paseo por Gijón, el mayor palmeral del norte, viendo cómo las palmeras caen sin que el Ayuntamiento ni el Principado hagan nada. Ni aportan financiación y herramientas para las municipales ni lo hacen para las privadas, como hicieron en Oviedo. Pero tampoco llevan a cabo medidas sancionadoras sobre quienes dejan a sus palmeras morir o las matan por no contar con empresas garantizadas.

El caso más serio y alarmante nos lo encontramos en la urbanización de la calle Ezcurdia, frente a la Taberna Irlandesa, que contaba con 20 palmeras (aún en pie) y todas han sido podadas cuando no tocaba y tratadas de manera casera, supuestamente, por el portero de la comunidad, según afirmaron varios vecinos a este periódico. Ahora, esas palmeras están muertas o a punto de morir y talarlas, yendo por el libro, no les costaría menos de 3.000 euros cada una. ¿Va el Ayuntamiento, de una vez, a censar las palmeras gijonesas? ¿Va a llevar a cabo una lucha integrada contra la plaga para acotar zonas de actuación prioritaria? ¿Va a perseguir estos casos de intrusismo e imponer sanciones?

Esta es la escabechina ocasionada por el picudo rojo en el icónico vergel asturiano, el parque Isabel la Católica al no actuarse a tiempo. El resultado: doce palmeras menos.

Los números hablan

Desde la senda de Peñafrancia podemos ver la del Chas muerta desde hace meses. Las del colegio de la Asunción están todas afectadas y habían sido avisados. Las del parque de El Rinconín y todas las de la urbanización de El Pisón, ídem, después de haber sido informados los vecinos. Las de El Bibio-Viesques que rodean al colegio Clarín también. En la urbanización de la calle Ezcurdia que hace esquina a la avenida de Castilla hay afectadas cuatro y han talado dos. Pero, para más inri, habiendo avisado a los munícipes responsables hace dos meses de la existencia de picudo rojo en el parque de Isabel la Católica, el primer mayor pulmón verde de Asturias, ha dado igual: 12 palmeras macho están para talar y alguna ya se ha talado sin que haya trascendido. Estamos hablando de 60 palmeras sin apenas salirnos de dos calles.

Las de la plaza de Europa, las del parque de Begoña, las de los Jardines de la Reina… todas afectadas tras haber sido supuestamente bien tratadas hace medio año. Algo no suena bien. Los números hablan por sí solos, es obvio que no se están tratando como se debería porque por 143 euros es imposible, no da el dinero, al que habría que sumar gastos de desplazamiento, alquiler de maquinaria y un hipotético margen de ganancia para la empresa.

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