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MARIO ÁLVAREZ
GIJÓN.
Viernes, 12 de marzo 2021, 00:31
«Habrá que buscar otro sitio para entrenar». Se trata del planteamiento de Diego Junquera, presidente del Gijón Industrial, cuyo club se quedará sin su campo de entrenamiento, El Frontón, por la expropiación en ciernes para el nuevo vial de Jove. Un proyecto que a ... través de un falso túnel de 2,5 kilómetros, tiene como objetivo eliminar el tráfico de camiones en la avenida Príncipe de Asturias. «Para el club es malo, pero para la ciudad resulta positivo», comentó satisfecho con el proyecto «como vecino de Jove».
Un análisis que no omite las incertidumbres que le sugiere un proyecto «del que se lleva hablando dos décadas». Junquera reconoció que el equipo tendrá que distrubuir sus sesiones de entrenamiento de una forma diferente a la actual ya que, aunque Santa Cruz asume el principal peso, «El Frontón desempeña un papel auxiliar de mucha importancia al permitir el ejercicio físico de otras categorías inferiores».
Lo más llamativo, reseñó el propietario del estadio, Armando Álvarez, radica en que no se expropia todo el estadio, sino solo una parte. Algo que genera dudas sobre la utilidad del resto del rectángulo de juego. «Propusimos crear un campo de fútbol 7 pero nunca se consiguió concretar», explicó.
Para detallar qué se hace con el resto de la cancha que no se ve afectado por el nuevo acceso a El Musel, «tenemos que tener algo más que un mero anuncio», indicó el presidente del club, que confía en terminar su mandato sin que le afecte la expropiación. «Recuerdo que mi padre me traía a entrenar en la categoría de infantil. De aquella no sabía lo que significaba, pero ya se especulaba sobre una expropiación que nunca llega», comentó tras insistir en que ni tan siquiera se recogió la inversión propuesta en la partida presupuestaria.
«No hay compensación alguna para renunciar a construir la casa con la que siempre hemos soñado». Con esta tristeza, criticó Concepción Costales la tasación que recibió por un solar que se ubica El Cerilleru. «Era nuestra oportunidad de tener un jardín», apuntó tras explicar lo que sintió cuando abrió la carta del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. «Me acuerdo perfectamente. El cielo estaba gris y amenazaba lluvia. Esa epístola terminó con nuestro sueño», explicó resignada por haber ahorrado durante muchos años para una casa que nunca se pudo llevar a cabo. «Ya teníamos hasta el plano», señaló. Su familia podía poner en marcha el proyecto pero la amenaza no invitaba a iniciar la construcción. «En caso de ser derrumbada, no veríamos ni un céntimo adicional a la tasación estimada».
Aun así, desde entonces han trancurrido dos décadas y cada día le persigue la misma duda. «A lo mejor nunca se contruye el vial y podríamos haber vivido allí pero no podíamos arriesgarnos», explicó cansada de anuncios que tantas veces se quedan en nada. «Empiezo a pensar que jamás veremos ese vial», anotó.
En cualquier caso, la amenaza de la expropiación permanece y en los últimos días ha ganado fuerza. Una circunstancia que no pasó inadvertida para ella que, aunque haya renunciado a construir su casa, continúa haciendo uso de su solar. «Acudo casi todos los días con mi marido. Ahí plantamos cebollas, tomates, lechugas...», apuntó preocupada de que el proyecto del vial también acabe con su ocio.
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