La Ería del Piles, un espacio de privilegio en Gijón que no da con la tecla

Un cuarto de siglo lleva la ciudad buscando un proyecto para los terrenos de la Ería del Piles, en Gijón, una superficie de casi 40.000 metros cuadrados que, pese a su ubicación privilegiada en pleno litoral, acumula un sinfín de traspiés urbanísticos, judiciales y empresariales. En 2001 el Ayuntamiento se planteó expropiar los terrenos y dedicarlos a la construcción de un centro de talasoterapia, para lo que convocó un concurso de ideas que ganó un grupo de arquitectos alicantinos encabezado por Francisco Leiva. Proponían un edificio de formas onduladas que emulaba la forma que adoptan las salamandras al tomar el sol –de ahí que fuera bautizado como 'Salamandra'–. Pero en paralelo surgió un proyecto privado para construir en la misma zona un casino que incluiría además salones para convenciones, hotel, restaurante y su propio balneario, lo que chocaba con el de promoción municipal. Al final, ni uno ni otro. El Ayuntamiento, previo acuerdo con la Autoridad Portuaria, acabó construyendo el centro de talasoterapia en unos terrenos ganados al mar junto a la playa de Poniente y el casino autorizado por el Principado fue el propuesto por el grupo Carbajosa en el antiguo cine Hernán Cortés.

La empresa Astur Promotora fue la siguiente en tomar las riendas de los terrenos, adquiriendo parcelas y presentando un proyecto para un gran centro comercial y de ocio para el que se habló de cines, centro de 'spa', la presencia de grandes superficies como El Corte Inglés... El plan también incluía una torre –cuyo diseño fue variando con el tiempo– destinada a hotel o apartahotel. El plan fue parado en los juzgados por vecinos afectados por las expropiaciones y, aunque se recuperó con cambios en el actual Plan General de Ordenación, la empresa acabó quebrando y el suelo salió a subasta.

La última propuesta del actual propietario, Nuevo Espacio, prevé zonas hoteleras, apartamentos turísticos, restaurantes y viviendas, lo que choca con un PGO que impide el uso residencial. El Ayuntamiento asegura no estar dispuesto a cambiarlo y plantea hacerse cargo del desarrollo de los terrenos, sin descartar la expropiación.

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