Víctor Longo Valdés | Arquitecto
«En Gijón ha habido un descontrol total con las alturas de los edificios»Víctor Longo Valdés | Arquitecto
«En Gijón ha habido un descontrol total con las alturas de los edificios»Víctor Longo (México, 1971) es parte y mitad del estudio de arquitectura Longo+Roldán, fundado en 2001. Junto a Ester Roldán, ganó el Premio Asturias Arquitectura en 2006, 2008 y 2012 por el edificio de servicios de la Autoridad Portuaria en El Musel, por un complejo ... residencial en Llanes y por el hotel llanisco de Caeclaveles. Además, en 2018 fueron nominados al premio internacional de arquitectura 'Mies van der Rohe' por un complejo residencial en Somió.
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–¿Cómo definiría el urbanismo gijonés?
–Gijón tiene un enclave privilegiado por la costa y sus alrededores (Somió, Deva, Castiello...). Es cierto que se han cometido varios atropellos urbanísticos, pero Gijón por ese enclave que le digo lo aguanta todo.
–¿Es esa falta de una cuadrícula clara lo que le da cierto atractivo a la ciudad para vivirla?
–Al final cuando las cosas son muy muy ordenadas pueden acabar siendo monótonas y aburridas. El caos, a veces, genera ciertos atractivos, aunque sobre todo da problemas.
–¿Y cuál es el peor atropello?
–Las alturas: el descontrol fue total. Hay problemas bastante serios de sombras en casi toda la ciudad. Sucede en el Muro y en la plaza del Marqués, por ejemplo. Pero problemas de este tipo, insisto, los hay en toda la ciudad.
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–¿El desarrollo de los últimos años tiene más sentido?
–Se está haciendo mejor, pero, por ejemplo, yo soy muy crítico con la implantación de Nuevo Roces. La elección de esa zona, metida entre la salida de la minera y la ronda, no es un sitio acertado porque te obliga a instalar servicios desde cero (guardería, colegio, centro de salud...). Nuevo Roces va en contra del desarrollo de proximidad. No está conectado con la ciudad, está muy lejos de todo.
–¿Qué le parecen los recrecidos en las últimas plantas de las nuevas construcciones?
–El 90% no son afortunados.
–¿Y por qué se hacen?
–El Ayuntamiento lo permite, y ganar altura es ganar rentabilidad.
–Pero, ¿por qué tan feos?
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–Los edificios con recrecidos son proyectos muy complicados de hacer porque se debe respetar la edificación existente y, al mismo tiempo, en la parte alta, se debería tratar de conseguir, ya sea por contraste o siguiendo la misma línea original, cierta armonía. ¿Qué sucede? Muchas veces se busca rendimiento económico: ventanas pequeñas, fachada pintadina en liso...
–¿Es partidario de mantener las fachadas originales o de replicarlas?
–Mantener las fachadas es una operación que encarece el proyecto desde la demolición hasta el final de la obra. No se debe generalizar: hay edificios que más allá de que tengan cien años no tienen ningún valor. También hay fachadas que se deben mantener por imperativo.
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–¿No le valen las réplicas?
–Nunca será igual. La réplica anula la pátina del tiempo.
–¿Cuál es el edifico que más contempla?
–Yo, realmente, miro para todos los lados. Siempre voy buscando cosas, siempre hay algo nuevo. Por ejemplo, hay uno que me gusta mucho, y que además lo van a rehabilitar proximamente, y espero que lo hagan bien, que es el del Monte de Piedad.
–En Gijón no siempre sientan bien las peatonalizaciones. Va por barrios. ¿Son necesarias?
–Absolutamente. Hemos entregado la ciudad y el territorio al coche. Esto tendría sentido hace unos años, pero ahora es el momento de devolvérsela a los peatones. En El Llano, por ejemplo, hay muchas calles de un carril con aceras estrechas y con aparcamiento a ambos lados, es un dolor.
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–¿Caben más peatonalizaciones en el centro?
–Sí, por supuesto. En la calle Instituto se debería implantar la plataforma única. Munuza es un horror, todo el tráfico del Muro pasa por ella para terminar en El Carmen, habría que sacarlo del centro. Otra, por ejemplo, el tramo último de San Bernardo (desde la Costa hasta Los Patos) lo transformaría en plataforma única para enlazarlo con el paseo de Begoña. E incluso soterraría el tráfico entre la calle Langreo y el 'solarón' para conseguir un parque lineal.
–¿Contemplaría un gran parque en el 'solarón'?
–Tiene que ser un su mayoría zona verde, pero tiene que haber edificios. Las infraestructuras dan vida, si haces un parque descomunal terminaría por convertirse en un lugar inhóspito.
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–¿El Muro lo arregla una peatonalización?
–Yo creo que una completa no es necesaria, lo más importante es reducir el impacto del tráfico. Por el Muro hay que pasear escuchando a la mar, y no los coches. ¿Soterrar? No lo veo viable. Podemos seguir hablando de ello años, pero la realidad es que el dinero nunca llega para estos grandes proyectos.
–¿Y qué ve factible en el Muro?
–Creo que es más viable hacer un gran aparcamiento subterráneo, para así sacar coches de otras zonas de la ciudad y poder amabilizar calles cercanas como Marqués de Casa Valdés, donde, a mi juicio, si sacas los coches, durante el invierno funcionaría bastante mejor que el Muro.
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–El Hotel Caeaclaveles es un edificio muy integrado en la naturaleza e, incluso, con cubierta vegetal, un edifico muy singular. ¿En Gijón tienen cabida esos proyectos?
–Lo desarrollamos con bastante dificultad. Ahora se ven más, pero las cubiertas vegetales en 2005 generaban muchas dudas. Las normativas en zonas rurales te llevan a copiar la arquitectura tradicional, lo que lleva en muchas ocasiones a construir aberraciones. En Gijón estamos desarrollando ahora un proyecto con cubierta vegetal, pero nos ha costado mucho. La batalla para la licencia fue muy grande. Las cubiertas vegetales no tienen freno. En París, por ejemplo, si se rehabilita un edificio te obligan construir una cubierta vegetal por los beneficios medioambientales que produce.
–¿Obligaría, por ejemplo, a instalar cubiertas vegetales en los edificios de la ampliación del parque tecnológico?
–No sé si obligar, pero desde luego sí fomentar y apoyar, y no poner dificultades para su desarrollo.
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–¿Qué estadio de El Molinón se imagina en la próxima reforma?
–El acutal no ha envejecido bien. Hablamos de un espacio muy grande y muy caro en un lugar muy bueno. A partir de ahí, creo que hay que buscarle un rendimiento más allá de un partido cada quince días o un par de bares y un supermercado.
–¿Y qué Naval Gijón?
–La estética nórdica que proponen creo que es la correcta, aunque la repetición no es buena: en un espacio muy grande si todos los edificios son iguales terminará siendo un horror. Debe ser un lugar fragmentado, ordenado, diverso, y muy bien orientado. La orientación en espacios frente al mar es muy importante. Allí, por ejemplo, hay que crear espacios protegidos del nordeste.
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–Cerramos con la Ería del Piles.
–Independientemente del proyecto, hay que invertir dinero en adecentarlo. Rótulos descomunales, escombros, contenedores... Una inversión no muy grande mejoraría mucho su condición.
–El 'solarón', Naval Gijón, el Muro, la Ería del Piles, Tabacalera... Son muchos los proyectos. ¿A cuál le daría prioridad?
–Lo que debería hacerse es marcar objetivos viables. No es lógico que se prometan en campaña electoral unos planes que no son ni viables ni factibles. Y luego, no todo son grandes infraestructuras, que están muy bien, pero creo que hay que potenciar pequeñas operaciones, que no suponen un gran desembolso económico, pero que resultarían muy beneficiosas.
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