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«En dos semanas, como mucho, ya podremos estar allí. Pero serán una o dos semanas muy movidas», señala la directora del Colegio Público Rey Pelayo, Pilar Álvarez, sobre el esperado regreso al centro más de dos años después de un acelerado desalojo ... por el derrumbe del suelo de un aula de Infantil. La semana pasada el Principado de Asturias dio por concluidas las obras de reparación de los forjados de la planta baja, abriendo al fin la puerta para la vuelta de los alumnos. Y ayer el equipo directivo del colegio mantuvo un encuentro con la Concejalía de Infraestructuras, encabezada por el edil Gilberto Villoria, para preparar el operativo que permita equipar las aulas y retomar las clases.
El Ayuntamiento prevé poner de inmediato en marcha este proceso, cuya primera fase será la recolocación de todos los muebles y enseres que hay en el propio colegio y que, durante las obras de reparación de la planta baja, fueron almacenados en los pisos superiores del centro. «El personal directivo está mirando lo que hay acopiado en la primera y en la segunda planta, para pasarnos un listado de lo que tienen en el propio colegio y que solo habría que bajar a la planta baja y colocar donde nos digan», explicó Villoria. El siguiente paso sería trasladar de nuevo hasta el Rey Pelayo todo lo que en su momento se llevó a los colegios de El Llano y La Escuelona, centros elegidos hace dos años para el realojo de los alumnos y en los que aún siguen dando clase.
La directora destaca la importancia de «hilar muy fino» todo el proceso, «para que sea lo menos perturbador posible» y afecte lo menos posible a la actividad lectiva. «Hablamos de material que los niños están utilizando ahora mismo en sus clases y no puedes quitárselo sin más para moverlo de un colegio a otro. Son los pupitres, los armarios, los libros, las pizarras, los ordenadores, las sillas... Todo lo que están usando ahora en El Llano y La Escuelona, hay que traerlo de nuevo al Rey Pelayo», explica. Y apunta como dificultad añadida que no se trata solo de trasladar el material, sino también de recolocarlo en su nueva ubicación. «Lo que están usando por la mañana no puedo moverlo por la tarde para que lo tengan la mañana siguiente. Hay que organizarlo todo en las nuevas aulas, y los espacios no son los mismos», recuerda.
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Iván Villar
Dado que aún quedan pendientes las obras de reforma que el Ayuntamiento ya tenía previsto acometer en el centro antes del derrumbe del aula, y cuyo inicio está previsto para el verano, en este regreso al Rey Pelayo la actividad tendrá que concentrarse en la planta baja, con capacidad para ocho aulas. «Tenemos que ver ahora dónde colocamos a los niños, la pizarra, las mesas... Porque no tenemos el mismo centro que teníamos cuando nos fuimos de aquí», apunta Pilar Álvarez. Por eso la cita de ayer con el Ayuntamiento, ya en el propio colegio, tenía como objetivo no solo conocer los planes municipales para el proceso de mudanza, sino también los propios espacios «para decidir dónde puede ir cada cosa. Hay mucho que mover y que mirar, y logística que planificar».
A la espera de completar el listado de cosas que necesitan mover, para pasárselo a la concejalía indicando dónde debe ir cada una, lo que sí tienen claro desde el centro, además de la necesidad de no perder clases, es que todos los alumnos se trasladarán al mismo tiempo, y no por aulas o niveles. «El día que nos movamos, nos movemos todos», remarca su directora. Se pondrá fin así a una situación que no solo ha causado molestias a las familias, sino que supuso una notable pérdida de alumnado para el colegio.
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