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El Ayuntamiento de Gijón prevé redactar a lo largo de 2025 el proyecto para la remodelación integral del Campo Valdés, con el objetivo de poder acometer ya en 2026 unas obras que se prevén de envergadura. Como punto de inicio del paseo del ... Muro y de acceso a la iglesia de San Pedro, este es un lugar de paso obligado para muchos gijoneses y visitantes, además de un mirador privilegiado de la bahía de San Lorenzo. Pero después de más de tres décadas desde su última reforma se considera necesario afrontar otra que dé solución a dos grandes problemas: la accesibilidad y la existencia de filtraciones de agua que afectan a un espacio tan sensible como son los restos de las termas romanas.
«Ahora mismo ese espacio es una tortura», señalan desde el gobierno municipal en referencia a las dificultades que se encuentran muchas personas para transitar por esta gran plaza, como consecuencia de la sucesión de escaleras y desniveles. Ya el pasado mandato se trató de mejorar la accesibilidad con pequeñas mejoras en el acceso desde la zona del Consistorio. Así, se eliminaron los pequeños resaltos que permitían ir subiendo poco a poco de nivel, para sustituirlos por pasos lisos. Además, del lado del Colegio Santo Ángel se instaló una barandilla para ayudar a salvar una subida de tres escalones, insuperable para algunas personas con movilidad reducida. Pero sigue habiendo problemas en otros sitios como frente a la iglesia de San Pedro –lo que también afecta por ejemplo a la salida de las procesiones de Semana Santa– o en el lado más próximo al litoral, con unos escalones de altura variable y sin rampa alguna que sirva de alternativa. Tanto, que desde el Ayuntamiento hablan de que «el Campo Valdés es una barrera en sí mismo» por lo que «hay que levantarlo entero para hacerlo accesible», especialmente en lo que respecta a su conexión con el paseo del Muro.
Pero la obra también servirá para mejorar la impermeabilización y «asegurar toda la parte museística de las termas romanas», donde hace tiempo que se vienen detectando problemas relacionados con las filtraciones de agua desde la superficie. Los presupuestos municipales para 2025, que tras no haber recibido alegaciones durante el periodo de información pública ya están aprobados de manera definitiva y por tanto permitirán abrir todas sus partidas de gasto desde el mismo 1 de enero, recogen en su anexo de inversiones una reserva de 50.000 euros para la contratación de asistencias técnicas de cara a la redacción de los proyectos de remodelación del Campo Valdés y de las calles Begoña y Munuza, si bien en el caso del espacio situado frente a San Pedro el coste de los trabajos técnicos podría alcanzar los 150.000 euros. Una vez que el proyecto esté redactado, la intención del gobierno municipal es poder licitar las obras de «reforma integral» a lo largo de 2026.
EL COMERCIO ya adelantó en mayo el deseo del Ayuntamiento de acometer una remodelación de este espacio. De ahí que el 29 de junio, durante la tradicional bendición de aguas por el día de San Pedro, el párroco Javier Gómez Cuesta aprovechara este 'púlpito' al aire libre para señalar que el Campo Valdés «debería ser tratado como un lugar sagrado, un tótem donde se respira gijonesismo 'playu' y donde no deberían estar permitidos patinetes, mercados, competiciones y bicicletas. Son una profanación de este trono de gloria». Con la alcaldesa presente, pidió que la reforma «sea acertada y respete a la iglesia más filmada, fotografiada y visitada, que es un icono emblemático de la ciudad».
La actual imagen del Campo Valdés fue ideada por el arquitecto Salvador Gayarre y fue el resultado de una remodelación no exenta de polémica, que llevó incluso a la creación de una plataforma ciudadana que durante casi un mes se manifestó a diario a pie de tajo. Uno de los principales elementos de discordia, junto a la tala de varios árboles, era la plataforma elevada central, necesaria para poder hacer visitables las termas romanas situadas bajo la plaza y que en el proyecto inicial, de hecho, alcanzaba los dos metros de altura, algo que muchos consideraban «levantar un muro delante de la iglesia». Al final, la plataforma se hizo con una altura de 1,5 metros.
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