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Una patrulla de la Policía Local vigila la zona de Somió donde se producen las aglomeraciones.

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Una patrulla de la Policía Local vigila la zona de Somió donde se producen las aglomeraciones. FOTOGRAFÍAS: CAROLINA SANTOS

«Se está desmadrando mucho el botellón»

Fiestas ilegales. Desde el mes de junio los propietarios de locales de ocio de Somió lidian con cientos de jóvenes que hacen botellón en las inmediaciones de sus negocios

IRENE SÁNCHEZ NORIEGA

Domingo, 29 de agosto 2021, 02:33

Los hosteleros de la avenida de Dionisio Cifuentes, en Somió, aseguran estar «cansados» de presenciar a diario los botellones que se organizan cada noche tras echar ellos el cierre. Cientos de jóvenes, explican, siguen con la fiesta cuando cierran los locales, a la una de la madrugada a causa de las restricciones covid. Y lo hacen en plena calle, frente a sus negocios. Además, estos botellones, aseguran, acaban generando numerosos desperfectos. «Se está desmadrando mucho la situación y los principales perjudicados somos los hosteleros», asegura Alejandro Gayo, responsable de Al Peso. «Llevamos todo el verano igual, esto ya no es normal. Ayer (por el jueves) le arrancaron el parabrisas del coche a una compañera», contó Gayo a EL COMERCIO en la noche del viernes, dos días después de uno de estas 'noches calientes' acabara con tres personas detenidas por quemar contenedores y varias sanciones por hacer botellón.

«Cuando salimos de trabajar tenemos que ir con una escoba para limpiar los vasos y botellas que dejan en los coches», criticó Gayo. Esta situación se repite todos los miércoles, el día en el que se generan las mayores aglomeraciones, y los fines de semana desde que empezó junio.

A un lado de la calle los jóvenes ocupan la acera, y parte de la carretera, con «bolsas llenas de bebida para el botellón». En ocasiones, sostienen los hosteleros «la bebida que consumen la compran a un coche que se pasa vendiendo alcohol porque en los bares no les vendemos». Todo ello, acompañado de «música a todo volumen que sale de otro coche que está hasta altas horas de la madrugada aparcado en la calle». Tras los incidentes del pasado miércoles, el Ayuntamiento anunció que reforzará la vigilancia en la zona con 25 agentes, con especial atención a esa denuncia de los hosteleros sobre la venta de alcohol desde vehículos.

EL COMERCIO, que acudió hasta esta zona la madrugada del sábado, pudo comprobar cómo los jóvenes se reúnen en grupos que ocupan toda la avenida. Lo hacen sin mascarilla y sin guardar ningún tipo de distancia de seguridad. Mientras, al otro lado de la calle los hosteleros son testigos de esta situación. «Pasada la una de la madrugada, cuando los bares tienen que echar el cierre, la situación empeora aún más». «A las dos de la madrugada, cuando hemos terminado de limpiar el bar, hay aún más gente bebiendo en la calle», explicó Paraja.

Los jóvenes invaden uno de los carriles de la carretera, mientras los coches pasan a duras penas entre la multitud a la vez que reciben «golpes en la carrocería» cuando se abren paso.

«Luego viene la Policía y lo primero que hacen es ir a por ti», recriminó Luis Manuel Rodríguez, camarero de Al Peso. «Nos echan la culpa a nosotros de la situación que hay fuera cuando nosotros lo único que hacemos es trabajar», añadió Rodríguez. «Este verano me han pedido el carné seis veces ya, pero a la gente que está fuera no le hacen nada», criticó Rodríguez. Reprochan que en los locales tienen que cumplir estrictamente con todas las limitaciones de la pandemia para continuar con la actividad, pero «fuera se llena de gente joven, y no tan joven, que incumple la normativa, el botellón está prohibido», recriminó Ángel Paraja, propietario del bar Buffy. «Si hay restricciones son para todos», remarcó Gayo.

Y cuando la «fiesta» parece que va a terminar, a las tres de la madrugada, llega el momento de los actos vandálicos. Además de dejar el suelo lleno de cristales y bolsas, «prenden fuego a los contenedores de la calle cuando se van a su casa», contó Alejandro Gayo.

Seguridad ciudadana

Los botellones de Somió, y los que se han sucedido en el resto de Asturias durante todo el verano, fueron abordados ayer la Confederación Española de Policía.

Este sindicato insiste en la vigilancia y la prevención como las mejores vías para luchar contra este problema. Y aunque precisan que es la Policía Local la que tiene las competencias para atajar los botellones, apuntan en este sindicato que cuando estos «alcancen una dimensión que desborde la capacidad» de la Policía local la Nacional tiene que intervenir. Porque, remarcan, «estaríamos ya ante un fenómeno que trasciende la seguridad ciudadana». En su opinión, la vigilancia previa debe aplicarse a los sitios en los que se sabe que va a haber botellones y a los establecimientos como supermercados que venden bebidas alcohólicas.

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