
Plácida Novoa - Presidenta saliente de la Asociación de Belenistas de Gijón
«Hay un resurgir en los belenes gracias al trabajo de la asociación»Plácida Novoa - Presidenta saliente de la Asociación de Belenistas de Gijón
«Hay un resurgir en los belenes gracias al trabajo de la asociación»Plácida Novoa (Gijón, 1949) lleva enamorada de los belenes setenta años. A los 6 descubrió que no solo se ponían en instituciones sino también en ... las casas. Toda su niñez guardó un hueco en la carta de los Reyes Magos para pedir figuritas y crear el suyo propio. Este amor ha hecho que haya dirigido la Asociación de Belenistas de Gijón los últimos 14 años. Hoy deja el cargo en manos de la vicepresidenta, Elvira Suárez, en la asamblea extraordinaria que se celebra a las 18.30 en la Escuela de Comercio.
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–Asumió el cargo para cuatro años y al final fueron 14.
–En aquel momento –2011– entré por hacerle un favor a la presidenta. De hecho, me definí como una presidenta interina. Al final, nadie daba el paso y te acabas acostumbrando. No me importó seguir.
–¿Cuándo comenzó como socia?
–En 1992. Me apunté con mi marido. Al principio, era él quien ayudaba al montaje, yo me uní más adelante.
–¿Por qué lo deja ahora?
–Llevaba tiempo diciéndole al equipo que alguien tenía que dar el paso. Si lo hubiera cogido otros cuatro años llegaba al final de mandato con 80. No creo que sea conveniente ni para mí ni para la asociación. Cuando Elvira Suárez dijo que quería le pasé toda mi agenda mes a mes para que viera cómo me organizaba. Tan sencillo como eso.
–¿Seguirá en la asociación?
–Sí, pero como un socio de base. No voy a seguir ayudando a montar los belenes. Las personas que están entrando y yo tenemos una visión totalmente diferente. No quiero choques, quiero que ellos sigan su propio trabajo.
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–¿Hay algo que le haya quedado pendiente de mejorar?
–La cantera. Esa es la espina con la que me marcho. Hay que subsanar esto de alguna forma para que los niños y jóvenes se integren. Llegará un momento en el que se irán de la asociación por motivos de la vida, pero si plantas la semilla tarde o temprano volverán.
–¿Cuántos socios son?
–En total, poco más de 200. Pero los que ayudan a hacer los belenes son una cantidad ínfima. En el taller trabajamos doce.
–Solo se hacían dos belenes en Gijón cuando empezó. Ahora hay cinco, dos de ellos monumentales. ¿Ha crecido la afición?
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–Indudablemente. Cuando llegué, los periodistas solo se interesaban por la asociación en diciembre. Ahora no solo los periódicos, las instituciones están pendientes sea el mes que sea. Eso quiere decir que la asociación se ha movido y el interés por los belenes también. El resurgir ha sido en toda España y se debe al trabajo de las agrupaciones.
–Uno de los puntos más importantes fue conseguir ser BIC.
–Exacto. Desde 2023 salimos en el BOE. Ya estamos protegidos.
–Usted siempre ha defendido que los belenes son un arte.
–Hay mucha gente que es belenista, pero no tiene fe. Ve el belén desde un punto de vista artístico, cultural y tradicional. Tenemos un libro de firmas en cada monumental. Hay gente que escribe que nunca ha pisado una iglesia, pero viene a ver nuestro belén. Otros vienen y rezan. Encuentras los dos extremos.
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–¿Qué es lo más importante al crear un belén?
–Diría que las figuras. Ellos son como los arquitectos. En relación a ellas se calcula la casa, la puerta o cualquier estructura. Por eso los tenemos colocados en vitrinas por autores y tamaños. Los necesitamos a la vista.
–¿Cuál es el peor momento a la hora de montarlos?
–Cuando tengo que subirme al tablero del belén monumental del Antiguo Instituto con todo ya puesto lo paso fatal. Me subo descalza y siempre con mucho miedo porque no hace falta mover una figura para que se estropee. Puedes pisar mal, hundir un poco la estructura y que se caiga. Pero hay veces que es necesario hacerlo porque desde abajo lo visualizas y así no es como quieres que quede. Era raro el año que no tenía que subirme (ríe).
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–Después de 70 años difícil será que abandone esta pasión. ¿A qué dedicará su tiempo?
–Voy a crear un pequeño taller en mi casa y quiero dedicarme a hacer el belén de mi parroquia, San Andrés de La Pedrera, que lleva muchos años cerrado. Ya tengo todas sus figuras en casa para limpiarlas en cuanto esté listo el taller. También voy a renovar el mío, que es de veinte metros cuadrados, está en una habitación y no se toca desde 2007. Además, tengo un montón de dioramas religiosos sin terminar y ahora es el momento.
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