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OLAYA SUÁREZ
GIJÓN.
Domingo, 23 de septiembre 2018, 02:33
Es cirujano maxilofacial, trabajó durante un año y medio en la clínica gijonesa de iDental y se define como «una cabeza de turco» de la que ya se considera una de las mayores estafas del país. Prefiere no dar la cara ni aportar su nombre ... por «deber profesional» y porque, asegura, «muchas veces me da hasta miedo salir a la calle» debido a la situación de crispamiento de los alrededor de los aproximadamente mil perjudicados. «Los entiendo perfectamente», abunda.
-Mal, muy mal. La de los pacientes y también la de los trabajadores. Yo sin ir más lejos lo he pagado con mi propia salud, llevo siete meses enfermo. Me quedé de baja en febrero, cuatro meses antes de que cerrase la clínica.
-La situación que vivíamos era completamente estresante, acabó afectándome psíquica y físicamente. Y todavía no estoy bien ni mucho menos.
-No sabía nada de que iba a cerrar, no tenía ninguna comunicación. Ya le digo que estaba de baja médica y un día me enteré estando en una terraza tomando algo. Me lo dijo un vecino que además era cliente, recriminándome que no le hubiese dicho nada. Me insultó y me dijo de todo.... no lo tengo en cuenta, es completamente compresible que los clientes estén tan enfadados porque lo que ha ocurrido es muy grave.
--La clínica funcionaba bien hasta que llegó el fondo buitre que lo compró. Pusieron a una gerente que no sabía nada de odontología, era orden contra orden, entraba en las consultas, daba órdenes sin tener ninguna formación odontológica... Su discurso era: facturar, facturar y facturar. A los trabajadores nos trataba mal y a los clientes como si fuesen mercancía. Llegaron con la idea de conseguir la mayor cantidad de dinero en el menor tiempo posible. En 2017 facturaron en las 26 clínicas 126 millones de euros. Mi pregunta es '¿dónde está el dinero?'.
-Nos metían continuamente nuevos pacientes sin dar citas para los clientes que ya tenían el tratamiento empezado. Para ellos el paciente era un número, lo único que les importaba era el dinero, no la salud de las personas. Era una situación insostenible. Yo llegué a adelgazar 12 kilos. Teníamos semanas de trabajar 60 horas. Me borraron incluso la hora de comida para atender a pacientes.
-No, las condiciones higiénicas eran muy buenas. Se hacía la esterilización correctamente, el embolsado... eso se cumplía escrupulosamente, no puedo decir otra cosa. Trabajábamos muchísimo y lo único que interesaba era hacer nuevos clientes que suscribiesen crédito o pagasen por adelantado, pero las condiciones sanitarias se cumplían.
-Eso es mentira.
-No, todos los trabajadores de iDental de Gijón eran grandes profesionales. Mis compañeros y yo hicimos lo máximo que tuvimos en nuestras manos para tratar a los pacientes dadas las circunstancias.
-Ese ya es otro tema que no dependía de nosotros.
-Sí, muchísima.
-No, aunque me pidiesen que hiciese algo yo me negaba. Por ejemplo, operar a un paciente con la tensión altísima y con diabetes. O colocar implantes directamente sin pasar por los provisionales...
-Estoy en permanente contacto con ellos para explicarles los procedimientos que se realizaron, las decisiones que se tomaron... Para mí es mucha responsabilidad para el sueldo básico que tenía, y mucho me temo que acabaré pagando por algo, aunque evidentemente se actuó con la mejor voluntad del mundo y toda la profesionalidad. La situación que tengo ahora es sumamente complicada, me puse enfermo y encima estando de baja médica me echaron antes de que cerrase la clínica.
-No. Lo último que supe de ellos fue cuando les denuncié por el despido improcedente y lo gané. Con los compañeros sí que tengo mucha relación. Somos unas víctimas más, unas cabezas de turco que estamos en medio de dos fuegos.
-Incluso peor que yo porque al no haber rescisión de contrato no están ni cobrando el paro. Yo, dentro de lo malo, tuve incluso suerte de que me echasen y puedo cobrar el paro. Me tendrían que indemnizar, pero ese dinero ya lo doy por perdido. Ahora toca mirar hacia el futuro y buscar trabajo.
-Sí, lo tengo grabado como un sello en la frente.
-Son una pandilla de estafadores. No solo no nos pagaron a nosotros, tampoco a proveedores. Tienen deudas también con el laboratorio, que está al borde de la quiebra a cuenta de esto. Son buitres y ahora estarán destrozando otras empresas porque es a lo que se dedican.
-Tengo miedo de que para muchos pacientes no haya solución porque van a clínicas ahora que no están a la altura para solucionar los problemas que tienen.
-Quería ir a una reunión con ellos para dar mi explicación y que nos entiendan a los trabajadores, pero me dicen que no soy bienvenido. Estoy en contacto con bastantes pacientes que a día de hoy los considero amigos y les estoy ayudando en todo, todo, lo que está a mi alcance. Y a alguno, incluso, les he ayudado con dinero de mi bolsillo.
-Que el proceso va a ser muy largo y que todo vino a raíz de unos buitres que querían hacer dinero rápido a costa de lo que fuese. Transmitir mi ánimo más sincero, desde dentro del corazón. Nosotros también somos víctimas de todo lo que está pasado. La semana pasada todavía hablé con una compañera, que no tiene dinero, ni trabajo y está en una situación dramática.
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