Secciones
Servicios
Destacamos
Lucía Barrio
Jueves, 27 de enero 2022, 16:18
«Es un camino de fe. Durante una oración sentí que esto es lo que Dios ha puesto en mi corazón». Es el motivo por el que Carlota Valenzuela, natural de Granada, a sus 29 años decidió emprender una ruta de peregrinación que la llevará ... a pie desde Finisterre, de donde salió el pasado día 2 de enero, hasta Jerusalén, a donde tiene previsto llegar, «si todo va bien», a final de año. «Con esto no estoy esperando una respuesta a una pregunta ni nada por el estilo. Solo quiero ponerme a disposición del camino y ver lo que la vida me va enseñando», explica.
Tras recorrer alrededor de 450 kilómetros, con una media diaria de unos 20 kilómetros, hoy está conociendo Gijón y mañana continuará su ruta en dirección a Villaviciosa.
Nunca había estado en Asturias y lo que más le está sorprendiendo, sin duda, es «lo generosa que es la gente aquí». «Estoy alucinando, te dan hasta lo que no tienen. Sin duda, la generosidad es mi gran aprendizaje hasta ahora», expone.
Otra ventaja que destaca de esta etapa por Asturias y que, además, le aporta la energía necesaria para seguir caminando, es la gastronomía. «Cada pote que me como está mejor que el anterior. Mi madre me llama y me dice preocupada que habré adelgazado mucho, pero para nada. Ni un gramo», relata.
Fue el pasado verano, mientras hacía el camino de Santiago, cuando decidió contarles a sus padres la idea que llevaba un mes rondándole en su cabeza. «Al principio no se lo tomaron muy bien, tenían miedo y estaban preocupados, es normal. Pero enseguida me entendieron y me apoyaron», explica.
Aunque aún le queda un largo camino por recorrer, hasta ahora esta experiencia está superando con creces sus expectativas. «Si la gente es la mitad de buena que la que me he encontrado hasta ahora, voy en volandas hasta Jerusalén», admite.
Su idea es hacer toda la ruta a pie excepto el tramo final que, por la imposibilidad de cruzar ciertas fronteras, tiene previsto realizar en barco. Concretamente se trata de la frontera entre Turquía y Siria, la de Siria a Líbano y la de Líbano a Israel. Por ello, cuando llegue a Grecia cogerá un barco a Chipre y de allí otro a Israel.
En su mochila, de seis kilos, solo lleva dos conjuntos de ropa para caminar, ropa de descanso, unos playeros, un neceser, una libreta y un libro electrónico. «Si tuviese que quitar algo, lo último sería, sin duda, el libro y la libreta. Cada día voy apuntando lo que hago, a la gente que conozco, las sensaciones…No quiero olvidarme de nada», reconoce.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.