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Gaviotas y palomas en una terraza, atraídas por los restos de comida sobre la mesa. ARNALDO GARCÍA
Las gaviotas ganan terreno y ya anidan en Nuevo Roces

Las gaviotas ganan terreno y ya anidan en Nuevo Roces

Más medios. La retirada de nidos y huevos no es suficiente para contener el avance de esta ave tras un año que marcó un récord en la lucha contra la especie

SARA GARCÍA ANTÓN

Lunes, 26 de abril 2021, 01:05

Las gaviotas patiamarillas siguen ganando terreno. Avanzan desde el centro de Gijón, ya colonizado, hacia las afueras de la ciudad. Y han llegado a Nuevo Roces, donde nunca antes hasta el año pasado se habían detectado nidos de esta ave. La propia memoria sobre el control de la población de gaviotas, elaborada por los responsables de llevarla a cabo, Sigma, advierte de esta proliferación y califica de «histórica» la llamada recibida desde la calle José Antón Magarzo para pedir que se retirara uno de esos nidos. Puede convertirse Nuevo Roces, advierten, en una zona incipiente de colonización. De hecho, detalla el informe, la colonización en los últimos años ha avanzado por El Llano y Pumarín y afecta a la mayor parte del casco urbano. Por el este-sureste, el límite hay que buscarlo cerca de El Molinón y la calle Sporting. El Parador Nacional y el cauce del canal del Molín son los límites de referencia hacia el este y la calle de Constantino Suárez, 'El Españolito', y Smara por el sureste, bordeando el oeste por el cementerio de Ceares.

La ronda exterior y la rotonda del parque de las Brigadas Internacionales marcaría el límite por el sur. Con Nuevo Roces como territorio por donde las gaviotas están ya empezando a nidificar.

También se han producido una serie de avisos, aunque no confirmados, en la zona entre Ramón Areces y Les Cigarreres, lo que confirmaría su expansión por Gijón Sur. Y han llegado a las calles Naranjo de Bulnes y Sierra del Sueve y desde ahí por la avenida del Príncipe de Asturias llegarían a anidar en El Natahoyo y La Calzada. El límite meridional queda fijado en la calle Desfiladero de la Xanas, junto a la plaza Ciudad de la Habana.

En la zona occidental de la ciudad, hay nidos hasta en la zona al sur de la calle de Los Andes y en las cercanías del camín del Rubín.

Para tratar de contener la población de gaviotas, Sigma ha incrementado en media hora la duración de cada jornada de trabajo, pero no es suficiente. Se han retirado, a lo largo de 2020, 1.425 descendientes (sumados huevos y pollos) y 589 nidos. Una cifra récord desde que en 1996 empezaran estas campañas.

«Contener más o incluso reducir la población de gaviotas urbanas es complicado», reconoce Sigma en un documento elaborado por los biólogos Rut Díez Montes y Ángel Muñoz Menéndez, que defiende la necesidad de desplegar un operativo más amplio y sostiene que hay que complementar estas campañas con actuaciones de ámbito regional.

«Tenacidad»

La experiencia muestra que es complicado echar a las gaviotas de los lugares que eligen para nidificar. Los responsables de Sigma hablan incluso de «tenacidad» de una especie que empezó a provocar problemas allá por la década de los años 90. Excrementos, daños en los tejados y gritos en forma de graznidos perturban el día a día -y la noche- de quienes viven en edificios elegidos por las gaviotas.

El informe también alerta de que estas aves se van poco a poco acostumbrando cada vez más a las personas. Responsabiliza de esto a quienes ceban a palomas y gatos en la vía pública y más aún a quienes alimentan directamente a las gaviotas. Las quejas de viandantes, hosteleros y clientes van en aumento ante unas aves que parecen «no inmutarse» ante la presencia de un humano y que vuelan ya a muy baja altura para buscar alimento «con el peligro de chocar contra los coches y producir accidentes».

Insultos a los operarios

Pero no todos los ciudadanos rechazan la presencia de gaviotas en el casco urbano. El informe indica que se han topado con personas que recriminaron e incluso insultaron a los operarios cuando iban a retirar nidos. Aún así, únicamente no pudieron acceder a catorce inmuebles por la negativa de sus propietarios, aunque ninguno fue por causas animalistas. Estaban preocupados por posibles daños en el tejado al retirarse los nidos.

Otra de las cuestiones que constatan los biólogos es que aumentó un 9% la cantidad de parejas que lograron reproducirse el año pasado; casi el 40% de ellas lo lograron.

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