El fútbol asturiano llora a Manuel Díaz, veterano de sus banquillos

Galardonado con la insignia de oro del Comité Asturiano de Entrenadores en 2002, el técnico recorrió el Principado durante casi cuatro décadas, desde que colgó los guantes para zanjar su etapa como portero en equipos de su ciudad natal como el Pelayo Club de Fútbol e iniciar su andadura en la pizarra a los mandos del Valdesoto en la temporada 1978-1979. Los banquillos del Sariego y el extinto Bañugues en las cuatro campañas posteriores fueron las siguientes paradas en un prolífico camino en el que estuvo a las riendas del Andés, Lealtad, Covadonga, La Arena, Narcea, Cánicas, Colunga, Trasona, Quintueles, Nalón, Juvencia y Aboño.

En las filas de varios de esos clubes se enroló en diferentes etapas y acumuló un amplio bagaje en el Quintueles, al que capitaneó en tres ciclos diferentes. Sin apenas paréntesis prolongados, se hizo cargo de los equipos en varias ocasiones con la temporada ya iniciada, reclutado por los presidentes con el propósito de cambiar el rumbo y siempre a caballo entre Regional Preferente y Primera y Segunda Regional, salvo una breve estancia a pie de campo como líder del Revillagigedo juvenil.

Afincado cerca de la sede de la territorial, 'Manolín' había tenido su último contacto con las competiciones oficiales hace cuatro temporadas con una efímera etapa al frente del Aboño en Segunda Regional. Siete años después de que fuese distinguido por sus homólogos, la Real Federación de Fútbol del Principado de Asturias volvió a reconocer su amplia trayectoria en los banquillos al otorgarle la mención especial en el estamento de entrenadores en su gala anual.