Ya están aquí. Las dos tortugas bobas procedentes del parque marino Marineland de Antibes (Francia) llegaron a las 8 y media de esta mañana al Acuario de Gijón. Una hora más tarde de lo previsto debido a los cuidados necesarios para que ambos ejemplares llegaran sanos y salvos a su nuevo país de acogida. Tras realizar los exámenes médicos pertinentes se encuentran en cuarentena y está previsto que el lunes se integren en el oceanario principal donde ya se podrán ver.
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Con esta llegada se completa el proceso de acogida. Las conversaciones con el parque marino francés comenzaron «hace más de seis meses», explica el director del Acuario de Gijón, Alejandro Beneit. El proceso se inició cuando tras el fallecimiento de una de las tortugas bobas del oceanario, el equipo se puso a buscar otro ejemplar, donde dieron con estos dos animales del parque Marineland, que va a cerrar sus instalaciones y buscaba un nuevo hogar para estas tortugas que tienen trece años y medio de edad.
El viaje de los ejemplares ha durado más de quince horas. Han venido en un furgón especializado para el transporte de animales. Cada tortuga iba en una cuba con una parte acolchada, parando cada poco para comprobar su estado. Una vez en Gijón se ha procedido a revisar a cada uno de los animales. «Hay que comprobar que no se haya hecho ninguna lesión», explica Susana Acle, directora de Biología Veterinaria e Investigación del Acuario de Gijón.
Pese a los informes y estudios previos, para tener un mayor control sobre el estado de los animales se han realizado nuevas pruebas, como la extracción de sangre o comprobar su peso. ¿De cuánto es? 105 kilos y 85 kilos por tortuga. Había dudas sobre el género, pues en algunos registros de Francia las catalogaban como macho y hembra, pero los especialistas de Gijón tenían sospechas de que las dos puedieran ser hembras, aunque la incógnita sigue ahí de momento. «En un primer vistazo nos ha parecido una hembra. Al ser jóvenes no es tan fácil verlo directamente. Tenemos que comprobarlo aún», añade Acle.
Ahora, las dos tortugas se encuentran en cuarentena. «Llegan flojas después de estar tantas horas de viaje. Están desorientadas y necesitan estar estos primeros días controladas y tranquilas con poca luz y ruido», dice Acle. «Tienen un poco de jet lag», bromea. Si todo sale como está previsto, las tortugas se trasladarán al tanque principal del oceanario para exponerlas el lunes.
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Sobre la acogida, Acle solo puede decir que es «muy emocionante y todo un reto», señala. Pero en el caso de estas tortugas bobas incluso aún más. «Son animales especiales, emblemáticos y protegidos. Poder albergar un sitio a un animal de 100 kilos es impresionante», concluye.
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