Fernando González Sitges
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Fernando González Sitges
Fernando González Sitges es cineasta, escritor y divulgador español especializado en la vida salvaje y la conservación del medio ambiente. Preside el Wild Oceans FilmFest que desde hoy, y a lo largo de toda la semana, celebra su tercera edición en el Acuario de Gijón ... con la presencia de científicos, biólogos y documentalistas de todo el mundo. González ha dirigido y producido más 120 películas y series documentales para canales como National Geographic y RTVE desde los más recónditos lugares del planeta. Preside también la Fundación Bioparc.
–¿Estamos enfermando a nuestros mares y océanos?
–Sí, no paramos de esquilmarlos, envenenarlos, ensuciarlos… Mientras dependemos de ellos cada vez en mayor medida, no paramos de atacar sus soportes vitales, sin darnos cuenta de que somos los principales perjudicados.
–Según un informe de la ONU al que hacen referencia en el Wild Ocean FilmFest, la actividad humana ha alterado ya el 66% de los ecosistemas marinos. ¿Qué efectos puede acarrear esa alteración?
–Como dice repetidas veces Sylvia Earle, sin azul no hay verde. Si alteramos la composición del mar al incrementar la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera, acidificando sus aguas, podríamos llegar a acabar con la cadena trófica de los océanos y, por lo tanto, acabar con gran número de especies de los que dependen millones de personas. Se estima que en 2050 la cuarta parte de la alimentación de la humanidad, vendrá del mar. Imagine el alcance del desastre si los peces e invertebrados marinos de los que nos alimentamos desaparecen. Hoy son más de 3.000 millones de personas los que dependen de estos animales para vivir. Y no es el único efecto. En la actualidad ya hemos vertido tantos plásticos en los océanos que prácticamente todos nosotros estamos ingiriendo micro plásticos con los peces que comemos; micro plásticos que se acumulan en nuestro organismo y son altamente tóxicos.
–Como experto en medio ambiente, ¿qué opinión le merece la reciente DANA?
–Me parece una tragedia terrible, pero debida a un fenómeno cíclico y natural. La tragedia que estamos viviendo lo que demuestra es que no aprendemos de experiencias anteriores. Sabemos que estos fenómenos destructivos aparecen cada ciertos años, pero cada vez construimos más casas en cauces de desagüe, ponemos barreras al flujo natural del agua e invertimos menos en infraestructuras que eviten estos desastres. Son fenómenos que suelen repetirse cada 40 ó 50 años y nuestros políticos suelen pensar en plazos de cuatro años. Sabiendo que puede pasar y que pasará dentro de unos años, deberían ponerse manos a la obra en vez de tirarse los trastos a la cabeza y contarnos que la culpa es nuestra, de los ciudadanos, por no haber seguido las directrices de la Agenda 2030. Las ideologías no ayudan a solucionar estas tragedias, la ciencia sí.
–¿Se podría haber previsto de mejor manera?
–Como digo, se podría haber hecho mucho para evitar el daño de la DANA, no la DANA en sí. Se tendría que haber actuado hace muchos años para evitar construir en lugares de escorrentía, hacer las canalizaciones necesarias, instruir y educar a las poblaciones, etcétera. No se pueden evitar las DANA, pero sí que sean devastadoras.
–No será la única, ¿verdad?
–No. Hubo muchas antes y seguirá habiéndolas periódicamente.
–Los efectos del cambio climático no solo están golpeando ya a nuestra puerta, sino que nos llevan por delante, ¿no cree?
–Al hablar del cambio climático se mezclan muchos temas hasta convertirlo en un embrollo para el gran público, un embrollo que hace flojo favor al medio ambiente. El cambio climático es indiscutible. Pero, como las DANA, ha habido y siempre habrá cambios climáticos en nuestro planeta. Otra cosa es cuánto tenemos nosotros que ver y cuánto nos puede afectar ese cambio. Para mí, es mucho más urgente parar la contaminación de los ríos y mares, suprimir los plásticos que acaban en el mar, crear reservas integrales para proteger la biodiversidad marina, evitar la sobrepesca y sus artes destructivas, prohibir la minería submarina, y un largo etcétera, antes de lanzarnos a intentar cambiar un calentamiento global que probablemente es, en su mayor parte, por causas naturales.
–En el festival se hablará del viaje de los microplásticos. ¿Cuál es la situación actual? ¿Qué cantidad de microplásticos hay en los océanos? ¿Hay alguno que se 'salve' de esta situación?
–La situación es catastrófica. Las cinco grandes islas de plásticos flotantes crecen año tras año. Hoy, en los mares y océanos, hay más plásticos que peces. Parece imposible de creer, pero seguimos incrementando nuestros vertidos plásticos en los océanos. Cada uno de nuestros grandes mares y océanos cuenta con su isla de plásticos. La del Pacífico ya es de tres veces el tamaño de Francia; 1,6 millones de kilómetros cuadrados con alrededor de 80.000 toneladas de plásticos. Además se ha visto que bajo la superficie de estas islas hay muchos más plásticos que en la superficie. Y fuera de estas islas, los plásticos llegan ya a todas las costas del mundo. He visto plásticos en las costas de la periferia antártica, en Georgia del Sur, donde pingüinos y focas muestran heridas provocadas por plásticos en los que se enredan, albatros muertos por ingerir plásticos en las islas de Pacífico sur, ingentes cantidades de basura plástica en los manglares más remotos del Caribe…; y, sin embargo, seguimos adictos a los plásticos de un sólo uso. De eso no hablan apenas nuestros políticos, supuestamente preocupados por la salud del planeta.
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