«Quienes critican las corridas luego escaldan un centollo»
Fernando Fernández-Guerra, Crítico taurino y escritor ·
Fernando Fernández-Guerra imparte el martes una conferencia sobre 'Jovellanos y los toros' en el marco de los actos del ForoSecciones
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Fernando Fernández-Guerra, Crítico taurino y escritor ·
Fernando Fernández-Guerra imparte el martes una conferencia sobre 'Jovellanos y los toros' en el marco de los actos del ForoFernando Fernández-Guerra (Gijón, 1955) asegura que, a pesar de que Jovellanos no era un defensor de los toros, «hoy lo entendería en términos científicos». El crítico taurino impartirá el martes una conferencia bajo el epígrafe 'Jovellanos y los toros', en el marco de los ... actos organizados por el Foro Jovellanos. Será a las 19.30 horas en el salón de actos de la Casa Rectoral de la iglesia de San Pedro.
-Jovellanos no era muy afín a los toros. Usted es un taurino convencido.
-Voy a hacerle un ejercicio de honradez. Los antitaurinos tienen tendencia a falsear la historia, la realidad e incluso la ciencia, la biología, la bioética... Los taurinos somos amantes de la verdad porque no hay más verdad que el baile alrededor de la muerte que se ejecuta en el toreo.
-¿Por qué Jovellanos no era partidario del toreo?
-Fue antitaurino, pero no por una cuestión de animalismo sino de civilizada ilustración. Él no tenía nada a favor de los toros ni de los caballos, ni de los animales, pero consideraba que era un espectáculo deplorable porque ponía en peligro innecesariamente la vida humana. Era una defensa de la vida humana. Él no habla de los toros ni le importan.
-¿Fue un crítico moderado?
-En aquella época, los animales estaban al servicio del hombre. No se hablaba de los derechos del hombre, ni de los derechos de los animales. Jovellanos era absolutamente respetable. Lo que pasa es que él lo adorna y lo refuerza con otras consideraciones que la historia demuestra que estaba equivocado: decía que no era un espectáculo querido ni perseguido por los españoles, cuando precisamente en su época coincide con la primera 'edad de oro' del toreo. Si hay un momento de la historia de la Fiesta es ese. Se refina. Pasa de ser un espectáculo muy poco organizado a ser muy organizado, reglamentado, se escriben las primeras tauromaquias, se reglamentan, y eso es convertirlo en civilizado.
-¿Cómo nace la afición en Gijón?
-Porque era una fiesta popular. Uno de cada tres españoles de la época de Jovellanos acudía a un festejo taurino. Si fuese algo residual hubiesen triunfado las prohibiciones que intentaron hacer hasta desde la Iglesia.
-¿Volverá a haber toros aquí?
-Que lo diga el pueblo, no la alcaldesa. Estoy convencido de que los toros volverán a Gijón. Todos los regímenes los apoyaron siempre.
-Pero con Ana González cambió esta dinámica.
-Los desatinos de esta alcaldesa son de todo orden. Yo estoy dispuesto a defender a los taurinos y a los antitaurinos. Prohibir es muy barato, es de mentes y de regímenes totalitarios y ciegos y sordos, e ilegales.
-Defienda a los antitaurinos.
-Los antitaurinos se desautorizan ellos mismos: no acuden a una corrida de toros, se desautorizan por su falta de autoridad en la materia. Nunca hay que defenderlo por intereses económicos de algún lobby de comidas para mascotas. Algunos defienden los toros mientras escaldan un centollo o matan angulas con tabaco, castran a sus perros o tienen un pez que da vueltas eternamente en 30 litros de agua.
-¿Esto ha dividido a la sociedad gijonesa?
-La sociedad de Gijón ha sido plural, siempre. Yo hablo de las dos Españas. La decisión de la alcaldesa ha actuado como catalizador de reacciones. El debate está en la calle.
-¿El mejor torero de la historia para usted?
-Sin duda, Enrique Ponce.
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