Borrar
Díez Blanco, a la izda del alcalde Enrique Zubillaga (en el centro), en un acto oficial en los años veinte.
Fernando Díez Blanco

Fernando Díez Blanco

DE SOMIÓ A CIMADEVILLA ·

Recuerdo a un ejemplar secretario municipal

JANEL CUESTA

Lunes, 30 de mayo 2022, 01:30

En junio de 2005, siendo alcaldesa Paz Fernández Felgueroso, se recuperó para la historia de la ciudad el libro escrito por el que fue secretario del Ayuntamiento de Gijón Fernando Díez Blanco en 1947 con motivo de cumplirse por entonces sus 25 años en el cargo. Todos los gijoneses interesados en la historia de su ciudad, que por suerte son muchos, pueden disfrutar y ampliar sus conocimientos gracias al regalo que supuso que el señor Díez Blanco recogiese y editase con amplio detalle, tanto literario como fotográfico, el citado libro, pero curiosamente muy poco sabíamos, salvo su dedicación al servicio del Ayuntamiento, de la vida de este gijonés de adopción, como así lo reconoció la propia Corporación municipal al concederle el preciado título de 'Hijo Adoptivo de Gijón' en el momento de su jubilación en 1959 al cumplir los 70 años de edad.

Y es gracias al gran tesoro histórico que conservan sus descendientes, nieto y bisnieto, que podemos ofrecer y a la vez rendir homenaje en el recuerdo a Fernando Díez Blanco, nacido en León el 25 de abril de 1889. Fue el primero de 19 hermanos, aunque solo diez llegaron a la mayoría de edad, hijos de los castellanos Graciano Díez Pérez y Francisca Blanco Guzmán. El joven Fernando cursó el Bachiller en León, aunque el título está expedido por la Universidad de Oviedo. Se licenció en Derecho en la Universidad ovetense y el título está expedido en Madrid el 3 de octubre de 1924, pero curiosamente ya había ingresado por oposición como secretario del Ayuntamiento de Gijón el primero de enero de 1922, cuando contaba 33 años y estaba casado con la leonesa Ofelia Ramos Guerra, con la que tuvo dos hijos, María Teresa, nacida en León, y José Fernando, que ya nació en Gijón y con el paso del tiempo además de un popular gijonés sería apoderado del añorado Banco de Gijón.

Si bien es cierto que 37 años desempeñando el cargo de secretario municipal dan para mucho, en el caso de nuestro personaje de hoy adquieren un especial significado, ya que pocas veces se da la circunstancia de que una persona viva los momentos históricos tan relevantes como este caso en que entre los 17 alcaldes que presidieron el Ayuntamiento de Gijón durante su servicio a la Corporación municipal, Fernando Díez Blanco desde 1922 con el alcalde Arturo Rodríguez Blanco hasta 1959 con Cecilio Olivier Sobera, como según él mismo dejó constancia en el citado libro, fue testigo de la época monárquica con S. M. el Rey Alfonso XIII, de la dictadura con el general Primo de Rivera, de nuevo con la última etapa de la Monarquía; fue testigo de la llegada de la II República con los alcaldes Isidro del Río Rodríguez, Gil Fernández Barcia y el general José Mauricio Martínez Morán.

No lo tuvo fácil

No lo tuvo nada fácil con lo que él denomina época marxista con Ángel Pérez, Jaime Valdés y Avelino González Mallada, y ya con el Movimiento Nacional según refleja en el citado libro con Alberto Menéndez, Paulino Vigón, Mario de la Torre, José García-Bernardo y finalmente con el ya mencionado señor Olivier Sobera.

Si ya es conocida la frase de que «algo tiene el agua cuando la bendicen» algo especial debería tener Fernando Díez Blanco para superar y permanecer en el cargo no obstante los avatares políticos y sociales durante casi cuatro décadas.

Vivió en los Moros

Otra faceta digna de mención del singular secretario municipal fue su austeridad, ya que según nos dejó escrito su primer sueldo fue de 8.500 reales al año, y llegó a comprar un viejo edificio en la calle de los Moros, número 53, que reconstruyó el arquitecto Miguel Díaz Negrete, donde tuvo su residencia en Gijón y ahora con el número 45 lo habita su bisnieto Pablo Díez, abogado de profesión, orgulloso heredero de quien llegó a recibir además del citado título de Hijo Adoptivo de Gijón, la Medalla al Mérito Civil, la Medalla al Mérito en el Trabajo y fue canciller de honor de la Cofradía del Santo Sepulcro y de la Misericordia.

Por haber tenido la suerte de conocerle y ser testigos del afecto que gozaba de todos los gijoneses, podemos afirmar que también disfrutó de la amistad y cariño de todos los alcaldes con los que trabajó y los empleados municipales de su época, con los que conservó la amistad hasta su fallecimiento en Gijón, el 19 de marzo (San José) de 1970 a los 81 años.

Sus restos descansan por decisión propia en el columbario de la iglesia de San Pedro.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcomercio Fernando Díez Blanco