SUSANA D. TEJEDOR
GIJÓN.
Miércoles, 9 de septiembre 2020, 00:47
Emocionados y agradecidos se manifestaron los tres homenajeados por el Grupo Covadonga, que ayer celebró su jornada más especial, la que rinde homenaje a su patrona. Pese a que los festejos son atípicos, debido a la «situación epidemiológica que vivimos», tal y como destacó el presidente de la entidad deportiva, Antonio Corripio, se han querido mantener algunos actos «que consideramos simbólicos».
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Alberto Cortina, Rogelio Llana y Marián Viña fueron reconocidos por la que ha sido y sigue siendo su casa desde hace años. «Hoy celebramos nuestro día más especial, el día grande del Grupo, una de estas fechas llamadas a quedar en la memoria de cuantos hoy subiréis a este estrado», dijo Corripio dirigiéndose a los protagonistas de la jornada.
La distinción a Alberto Cortina obedece a un reconocimiento como tributo a su «dilatada y fecunda vida dedicada al deporte y a nuestro club», señaló el presidente, «una persona que lo ha sido todo en el mundo de la pelota y que tiene el cariño y el reconocimiento de toda la familia grupista». Cortina dijo ser feliz en el Grupo. «Creo que todos hemos sido y somos felices aquí; sois una gente que ha sido espléndida conmigo, mostrando vuestro agradecimiento y amor».
«Siempre reconocemos el esfuerzo, el tesón y las ganas de nuestros deportistas», apuntó el mandatario de la entidad deportiva. Por ello, se decidió reconocer con una mención especial la labor de toda una vida, el de la Trayectoria Deportiva, que este año ha recaído en Marián Viña. Una andadura que se inició en la sección de Piragüismo. Hoy, se encuentra muy vinculada a la sección de Hockey como entrenadora y jugadora del equipo de las madres. «Un ejemplo para todos los deportistas de la sección y para el resto de los socios por su compromiso, dedicación y entusiasmo», puntualizó Corripio. Viña sentenció finalmente: «Aquí me crié yo y aquí se crían nuestros hijos».
La elección de Grupista Ejemplar de esta edición recayó en Rogelio Llana, presidente número 10 de la historia del Grupo y vinculado a la entidad desde 1952. «Toda una vida dedicada a este club y con una gran capacidad de innovación», añadió Corripio. Llana recogió el premio muy emocionado: «Es lo máximo que se puede recibir del Grupo, que me dio más de lo que yo le pude dar. Estoy muy agradecido y a esta edad se saborea mucho más».
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La entrega fue la guinda a una jornada festiva que se inició con un recuerdo junto al parque infantil a los socios fallecidos. Allí, el párroco, Eduardo Jiménez, dedicó unas cariñosas palabras a todos aquellos que formaron parte del Grupo y ya no están. «Es bueno recordar a estas personas, y hacerlo les hace vivir en nuestro corazón», dijo ante el ramo de flores que cada año se coloca ante la placa en su recuerdo.
Desde allí, la comitiva se dirigió a la entrada principal del recinto en donde se sitúa la imagen de la Santina, patrona de la entidad. Ante ella, presidente y vicepresidenta del Grupo Covadonga, Antonio Corripio y Beatriz Coto, respectivamente, colocaron un ramo de flores.
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