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Víctor López, fundador de Casa Víctor, ante su negocio en julio de 2013. PURIFICACIÓN CITOULA
Fallece Víctor López, fundador de Casa Víctor, «todo un referente» en Somió

Fallece Víctor López, fundador de Casa Víctor, «todo un referente» en Somió

El hostelero murió a los 80 años a causa de un fallo multiorgánico, tras 53 años dedicados al popular local anexo a la plaza Villamanín

COVADONGA DEL NERO

GIJÓN.

Lunes, 11 de enero 2021, 00:17

El que fuera el fundador de uno de los establecimientos más emblemáticos de Somió, Casa Víctor, falleció ayer a los 80 años de edad a causa de un fallo multiorgánico, tras llevar años padeciendo problemas cardiacos. Víctor López, nacido en San Sebastián, pero gijonés de corazón, se vino a Asturias por amor en 1966. Un año después, en 1967, compró el local ahora centeanio -en pie desde 1908-, que por aquel entonces era Casa Alvarín, establecimiento que ya se consideraba una referencia en la parroquia y que motivó que popularmente se le siguiera conociendo como 'Alvarín', o 'al barín', como él recordaba a cuantos le preguntaban por el nombre de su local.

El restaurante mantiene la fama 53 años después y es conocido en Somió y en todo Gijón por su buena cocina. Multitud de peregrinos encontraron allí su Meca con las reconocidas tortillas y sus raciones de calamares fritos, bocartes, callos y chorizo a la sidra, entre otros. «Era un referente», coinciden sus allegados.

Reconocido hostelero, pero también jugador de mus, llevaba 15 años jubilado. Desde entonces, es su mujer, Isabel, junto a sus hijos Bernardo, Víctor e Ismael, quienes han cogido el timón de la nave, aunque, en estos tres lustros, él nunca se alejó de su creación. «Era el dueño en la sombra a pesar de estar jubilado». Siempre admitió que el éxito de Casa Víctor estaba, precisamente, en la mano para la cocina de la que el llamaba su 'santa', su esposa desde 1966. Este bar-merendero, de poco más de diez mesas, en pleno corazón de Somió, es lugar de encuentro de gente de todos los rincones de España y también de los vecinos del barrio. Y es que se convirtió también en escenario de geniales partidas de mus y, sobre todo, lugar de encuentro de famosos que visitaban la ciudad.

Víctor López siempre estuvo muy implicado en la hostelería asturiana y aquellos que lo conocieron destacan que era un hombre «clásico, de los antiguos. Lo que ahora no vale». «Si llega a pillar esta época para abrir un bar haría el trabajo, no de uno, sino de cuatro agentes de Policía», cuenta su familia. Orden, limpieza y todo en perfectas condiciones era sus prioridades a la hora de trabajar. «Sin voces ni gritos». Así trabajaba, de sol a sol, y levantó un negocio que se convirtió en su casa -allí crió a Bernardo, Víctor, Mónica, David e Ismael-.

El propio Víctor López aseguraba hace años, en una entrevista para EL COMERCIO, que el truco de su prestigio reside en «trabajar mucho». Y su carácter. «A mí me decían que tenía mal genio, pero si no llego a tenerlo... ¡Me comen!», explicaba entonces. La que es «la mejor clientela de Gijón», a ojos del propio hostelero, se reunía en su bar desde hace más de 60 años, además de por su evidente buena carta, por él.

«Era la referencia de Casa Víctor. La gente no iba solo por las raciones, que son excelentes, sino por él. Preguntaban dónde estaba cada vez que llegaban al restaurante», explican sus allegados. Porque coinciden en que es de esas personas que no pasa inadvertida en el barrio.

Una clientela que, sin duda, echará de menos ver al fundador de uno de esos locales que se pueden calificar de los de toda la vida. Aunque Víctor López ya no esté, el negocio seguirá con los fogones encendidos para continuar ofreciendo buena cocina y de calidad a todo el que, de paso por Gijón, quiera entrar en el mítico restaurante. Y así poder probar de primera mano si esas tortillas o los calamares fritos están tan buenos como todo el mundo reconoce al salir por la puerta del local. «A cualquiera que se le pida que mencione un local con buenos callos, chorizo a la sidra, bocarte o calamares, dirá Casa Víctor. Además de buenos, abundantes», comenta un pariente, sin tener dudas sobre esta afirmación. «Es un clásico de Somió», un barrio que está de luto por la pérdida del fundador de uno de los negocios estrella de la parroquia.

El sentido adiós a Víctor tendrá lugar esta tarde, a las seis, en el tanatorio de Cabueñes.

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