natalia vivar
Lunes, 22 de marzo 2021, 13:16
Silverio Rodríguez Zapico, el alma máter de la parroquia de la Resurrección en Laviada, ha fallecido esta madrugada a los 81 años. Fue miembro elegido del Consejo Presbiterio, así como del Colegio de Consultores y delegado episcopal de Ecumenismo. Un hombre inteligente, muy ... querido en la parroquia y experto en liturgias, a él se le atribuye haber impulsado desde el inicio una comunidad religiosa en el barrio ahora muy unida y que acaba de cumplir 50 años de historia, todos ellos de la mano del sacerdote. «No se puede entender la historia de la resurrección sin Silverio». Con estas palabras, Benigno Uría, secretario del consejo de la parroquia, expresó la tan dilatada andadura que plantó Zapico durante sus años de intensa labor sacerdotal.
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Zapico nació en Langreo en 1940. Cursó Bachiller con los maristas de Auseva, en Oviedo y finalizó parte de su formación religiosa en Salamanca. En agosto de 1965 se ordenó como sacerdote en la iglesia de Santiago Apóstol de su Sama natal. Desde su entorno explican que siempre estuvo muy orgulloso de su vocación sacerdotal. Fue toda una constante en su vida. A pesar de que su camino inicial estuvo marcado por el ámbito de la medicina, su verdadera inclinación le llevó a perseguir su fe. Era un amante de la sencillez, según destacan los que bien le conocían, y así lo demostró en 1970 cuando recibió el encargo de crear una parroquia. Él mismo propuso el título que luce, desde hace medio siglo, la Resurrección de Laviada. Asimismo fue «la inspiración» para el diseño que se encargaría, en ese mismo año, de la mano de Vicente Díez Faixat, arquitecto que erigió la imagen del templo.
Su trayectoria episcopal sirve de ejemplo para muchos que le recuerdan como «un hombre convencido de la comunidad», para quien lo más importante era la corresponsabilidad de los laicos. Un cura volcado en su fe, que siempre «contó en todo momento con sus feligreses», describe el secretario del consejo. Su ida deja un vacío en el templo al que dedicó prácticamente la mayor parte de su ciclo. «Esta parroquia se queda huérfana sin él y trataremos que la semilla que él plantó no se pierda», destaca Uría en memoria del reciente fallecido. El 11 de febrero había muerto su hermano Senén, también sacerdote, residente en la Casa Sacerdotal de Oviedo.
El funeral por su eterno descanso tendrá lugar mañana a las 12 horas en la parroquia de la Resurrección, presidido por el vicario General, Jorge Juan Fernández Sangrador. A continuación sus restos mortales serán trasladados al cementerio de Ciaño, donde recibirán cristiana sepultura.
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