Fallece un gijonés de 40 años tras perder el control de su moto

Trágica muerte en Gijón. En torno a las 18 horas de ayer, César Fernández Iza, un gijonés de 40 años, sufrió un accidente mortal con su motocicleta Daelim de 125 centímetros cúbicos en la calle Ezcurdia. Cuentan los testigos presenciales del fatídico accidente que perdió el control de su moto sin motivo aparente. Circulaba por el carril izquierdo de la citada calle a la altura del número 127 cuando su vehículo chocó contra el bordillo de la acera izquierda. Tras este primer golpe, su cuerpo impactó contra una de las farolas, provocándole heridas de extrema gravedad. El hombre quedó tirado en el suelo boca abajo perdiendo abundante sangre e inconsciente.

Eduardo Aguilera y Bárbara Alonso, él técnico de ambulancia y ella enfermera, fueron los primeros en asistirle. Ambos circulaban en un vehículo apenas unos metros por detrás del motorista. Lo primero que hicieron, con la ayuda del primer agente de la Policía Local que llegó al lugar, fue mantener la línea de la cabeza, el cuello y el torso. En un primer término, el motorista respiraba de «manera agónica».

«En cuanto perdió el pulso nos pusimos a realizarle la maniobra de reanimación cardiopulmonar», explicaban Aguilera y Alonso. Hasta el lugar se desplazaron varios sanitarios del centro de salud de El Parque, que también ayudaron en las labores de reanimación. Escasamente pasados diez minutos del accidente llegó una UVI móvil. Las labores de reanimación se prolongaron durante 45 minutos. Las heridas derivadas de su impacto contra la farola resultaron incompatibles con la vida.

César Fernández era padre de un niño de 17 meses. Recientemente había celebrado su segundo aniversario de boda. Tenía además una hija de nueve años fruto de otra relación anterior. Profesional de la publicidad, era socio de una empresa de marketing que operaba en Europa y Latinoamérica.

Además de ser conocido en el ambiente motero de la ciudad, César y su familia eran fieles cliente de la cafetería San Francisco, ubicada en la calle Luanco, en el barrio de Laviada. «Era un chaval muy familiar, muy buena persona y muy sano», recuerdan sus compañeros de tertulia, quienes aseguraban también que «irradiaba felicidad con su nueva situación sentimental». César también era conocido entre sus más allegados como 'Checha'.

La celebración de la palabra en su memoria se celebrará mañana, a la una de la tarde, en el tanatorio de Cabueñes.