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La escritora gijonesa Carmen Gómez Ojea ha fallecido este miércoles a los 76 años. Licenciada en Filosofía y Letras por la Universidad de Oviedo, la escritura fue su auténtica pasión ya desde niña. Junto al reconocimiento del público (adulto, infantil y juvenil), llegaron también los premios . Su primera obra, Las manos inútiles (1966), fue finalista del Premio Novela Corta del Ateneo de Gijón. En 1981, a los 36 años, obtuvo el Premio Nadal por Cantiga de Agüero pocos días después de haber merecido el Tigre Juan de novela corta, con Otras mujeres y Fabia; en 1993 le llegaría el Premio de Poesía Carmen Conde. Más que activa, «hiperactiva», creaba con la misma intensidad que devoraba literatura. Solía decir que compraba cada día un libro, «como el pan diario».
Los reconocimientos le llegaron también de la ciudad en la que nació y vivió toda su vida, en la que se casó y formó una familia de seis hijos y varios nietos. En 2010, el Ayuntamiento de Gijón le concedió la Medalla de Plata de la ciudad y en 2017 recibió el premio «comadre de oro especial» que ocasionalmente concede la Tertulia Feminista les Comadres para distinguir a alguna de sus componentes por su contribución relevante a la difusión de los valores feministas. También fue Medalla de Plata del Principado de Asturias en 2013.
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