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Julio Santos García Parrado (Gijón, 66 años) espera sentado en las escaleras del Albergue Covadonga, fumando uno de los cigarrillos de la cajetilla que ha comprado a medias con otros tres usuarios. Necesita ayuda para levantarse. Le cuesta mucho caminar. «Estoy operado de la cadera ... y la rodilla. De la cadera quedé bien. Pero de la rodilla, cojo para toda la vida». Cuenta que tiene problemas de corazón, de próstata, que sufre trastorno bipolar y tiene que medicarse a diario, aunque no siempre lo hace: «Nadie controla si me tomo la medicación». El pasado jueves, este exmilitar gijonés -fue miembro de las COEs y de la Legión- que trabajó varios años como escolta de Adnan Khashoggi en Marbella y tiene antecedentes por delitos de robo, estafa y falsificación de moneda, fue detenido tras intentar atracar una sucursal bancaria en pleno centro. «Quería llamar la atención», dice sin levantar una mirada que durante toda la conversación mantiene fija en el suelo.
-¿Cómo se encuentra?
-Estoy en una situación extrema. Completamente abandonado. Esto es la crónica de una muerte anunciada. Yo estaba antes en una residencia y me trataban muy bien.
-¿Dónde?
-En La Golondrina. Ahí tenía la medicación a su hora, la cama caliente y el trato, muy bueno. Pero no controlo muy bien el dinero y no pude pagar. Ahora no tengo el dinero para pagar y que me cojan otra vez.
-¿Cuánto necesita?
-Si es un mes, 320 euros. Si son dos, 640.
-¿No tiene ningún ingreso?
-Una pequeña ayuda no contributiva, 400 euros al mes.
-¿Qué le pasó por la cabeza el jueves pasado para entrar a atracar la Caja Rural de Gijón?
-Venía de los Servicios Sociales. No me atendieron. Y al marchar dije: 'Entonces, ¿qué tengo que atracar un banco?' Oí que alguien decía: 'Bueno, atráquelo'. Salí de allí muy quemado. Y yo que soy bipolar, no me tomo la medicación y me dejo llevar por los impulsos, en el banco más cercano que había entré.
-¿Llevaba encima ya el cuchillo?
-Era un cuchillo de estos de untar la mantequilla...
-¿Pero lo llevaba ya?
-Llevaba dos días con él. Lo cogí en una cafetería que me lo dieron para cortar un croassant. Yo no quería hacer daño a nadie, solo llamar la atención. Bueno, si me salía bien pagaba la residencia...
-Dice que solo quería llamar la atención. ¿Cree que lo que hizo va a servir para algo?
-No, no. Ya he acudido a todos los sitios. El juez dijo que esto era un asunto social, no penal. Y no me condenó. Me bajaron a calabozos y me dijo la abogada que esperara, que antes del mediodía había una solución. ¿Sabe cuál fue la solución?
-No, dígamelo usted.
-Vino la Policía Local y me llevaron a la Cocina Económica. Ya estaba cerrada. Ahí me dejaron, en la calle. Tuve que venir arrastrándome hasta aquí.
-En el Albergue ha dormido estas últimas noches...
-Sí, hacen lo que pueden, pero no sé cuántos días más podré estar.
-Dice que prefiere estar en prisión que en la calle.
-Sí, al menos allí tengo cama caliente, la comida es decente y me dan la medicación.
-¿Ya estuvo allí?
-Sí, pero de eso no quiero hablar.
-¿Realmente prefiere estar en la cárcel que en libertad?
-No lo prefiero, pero no me queda más solución. Sé que voy a estar más cuidado.
-¿Tiene familia?
-Sí, pero como si no la tuviera. Estoy solo, enfermo y hundido.
-¿Qué piensa hacer ahora?
-Morirme. Suicidarme.
-¿Es en lo que piensa ahora?
-Sí.
-¿No cree que pueden ayudarle?
-No. Llevo cinco o seis días esperando una llamada de Servicios Sociales, que dijeron que iban a llamar aquí al Albergue. Pero aquí no llamó nadie.
-Tras quedar en libertad dijo que pensaba en 'hacer otra más gorda' para acabar en la cárcel.
-Me voy a morir y quisiera que fuera yo solo, que no fuera nadie más.
-¿Por qué dice eso?
-Porque no sé lo que va a pasar. Si intento hacer algo para buscar una solución y alguien se mete por medio, yo, teniendo la cabeza como la tengo...
-¿Es una persona peligrosa ahora mismo?
-No, ahora mismo no. Lo fui hace muchos años y pagué mucho por ello.
-¿Quiere ayuda?
-Por una parte sí. Que me busquen una residencia, si no es La Golondrina pues otra, pero la burocracia es muy lenta. Mientras tanto estoy arrastrándome, viviendo en la calle, con este frío...
-¿Qué hace cuando no está en el Albergue?
-Ponerme a pedir limosna. Hoy saqué dos euros con setenta. Me dio para tomar un caldo caliente y un pincho. Yo no bebo ni me drogo.
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