La estación de Sanz Crespo perdió la mitad de viajeros en el último año

El Ministerio de Transportes quiere convencer a Ayuntamiento y Principado de que los tiempos económicos no están para dispendios en infraestructuras y que lo que procede, en el caso de Gijón, es rentabilizar la inversión realizada hace una década (14,37 millones) para salir de la actual situación de vía muerta del plan de vías.

Tal y como anunció hace una semana la alcaldesa, la idea que baraja el ministerio es, a partir del equipamiento temporal actual, acometer una remodelación y ampliación que en una primera fase de obras acarreará una inversión de 9 millones de euros y generará, si se materializa, ahorros de 90 millones respecto a la desechada alternativa del Museo del Ferrocarril. Según defiende el secretario general de Infraestructuras, Sergio Vázquez, esta solución 'low cost' también facilitaría la restitución del vial de entrada a Gijón sin interferencias con la operación ferroviaria y sin esperar a la construcción de una estación completamente nueva. El inconveniente es que los gijoneses no verían el inicio de obras, en el mejor de los casos, hasta 2024.

En términos de explotación ferroviaria 2020 marcó un mínimo histórico en el movimiento de viajeros en la estación de Sanz Crespo, con la pérdida de prácticamente la mitad del pasaje en comparación con 2019 (-47,3%), sumando el conjunto de las líneas de Cercanías de Asturias y los servicios comerciales de Renfe, que son los que no están declarados OSP (obligación de servicio público), en este caso los trenes Alvia que realizan los trayectos de larga distancia de Asturias.

Los servicios de Renfe Cercanías y Ancho Métrico ya cuentan con el 100% de sus frecuencias, mientras los Alvia se mantienen en el 50%. La intención de la operadora ferroviaria es ir reponiendo los servicios que existían antes de la crisis sanitaria de forma progresiva, a medida que la demanda lo vaya precisando, pero sin avanzar fechas.