La estación en Moreda divide a los barrios

EL COMERCIO ha podido constatar esta fractura tras reunir a los representantes vecinales de los territorios donde más repercusión han tenido estos 18 años de vaivenes del proyecto ferroviario. Todos aceptaron la invitación a excepción de la asociación de vecinos de Moreda.

En el primer bloque de defensa del cumplimiento del acuerdo plasmado en el convenio firmado y publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE) en mayo de 2019 están las asociaciones de El Polígono de Pumarín, centro y Poniente, que además fueron en su momento muy críticas con el diseño de la estación en Moreda por sus instalaciones en superficie y también con el modelo edificatorio en altura que va unido al plan especial de 2008 redactado por el arquitecto Jerónimo Junquera.

Habría que sumar a este grupo la de Moreda, que ratificó el pasado miércoles la postura oficial de la junta directiva de la Federación de Asociaciones de Vecinos de la Zona Urbana (FAV). El presidente de El Polígono y de la FAV, Manuel Cañete, destaca que 20 de las 27 asociaciones que tiene la federación comparten por unanimidad ese posicionamiento. Quedarían al margen por haberse ausentado o marchado antes de que se abordase ese punto Tremañes (asociación San Juan Bautista), Ceares, La Calzada, El Llano, Pumarín, El Coto y Laviada.

Y entre los que apoyan la vuelta de la estación a Moreda que promueve la alcaldesa están dos de las principales asociaciones de la zona oeste como La Calzada y El Natahoyo (su presidente sí asistió a la reunión de la ejecutiva de la FAV pero asegura que difiere de la línea oficial) más Laviada y la asociación San Juan Bautista de Tremañes. Todos ellos creen que la alternativa ya conocida de 2010 puesta de nuevo encima de la mesa permite adelantar las obras de la estación intermodal, la ejecución por fases, la entrada en servicio del metrotrén y supone menos incertidumbres en general que la opción completamente soterrada.

El denominador común en prácticamente todos ellos es la sensación de «cansancio y hartazgo» por haber vivido en primera línea, durante casi dos décadas, las idas y venidas de esta operación de Gijón al Norte que no acaba de salir adelante. Así lo pusieron de manifiesto en sus intervenciones ante la alcaldesa y los técnicos municipales en las reuniones de sus respectivos consejos de distrito. También les une por encima de las discrepancias personales la petición de soluciones urgentes desde el ámbito político para que el proyecto no vuelva a quedar ahora en hibernación, como ya sucedió tras la crisis financiera de 2008, por el impacto económico de la pandemia de la COVID-19.

«Ya había un convenio firmado y consensuado hace un año e imagino que si ahora ya no sirve, quienes así lo decidan, deberían ser los encargados de consensuar otro». La presidenta de la Asociación Jovellanos del centro, Maite Martín, destaca que ciñéndose a lo que dice el estudio informativo las dos opciones de emplazamiento «son viables, con la única diferencia de que Moreda tiene un coste algo menor». En su opinión, «los vecinos de Gijón lo que piden a estas alturas es que se haga la estación que una ciudad como la nuestra merece y por la que lleva esperando 20 años. Dónde se haga será ya lo de menos»

Emilio Rodríguez y Javier Palacios, de la directiva de a asociación Pando de Poniente, defienden que la ubicación frente al Museo del Ferrocarril «tenía el consenso necesario para ser realizada» y sobre la ruptura del acuerdo de 2019 apuntan que «las obras se construyen desde una base, consensuándolas con la sociedad y no apartándola, ya que ellos van a ser los usuarios». «Queremos una estación de calidad y con centralidad que vertebre la ciudad y, sobre todo, que se ejecute de una vez. Y lo que no nos gustaría es volver a un proyecto que contemple la especulación de los terrenos con aquellas torres como se pretendía», señalan.

«Gijón no se merece tanto despropósito». Desde El Polígono, Manuel Cañete señala que «según marca el convenio firmado no hay una diferencia que justifique la prevalencia de una sobre la otra. Y hace constar, además, que «el Principado, a través de su Plan de Movilidad, apuesta por el Museo como generador de un 9% más de usuarios». Recuerda que El Polígono alegó junto con Moreda y Poniente contra «la estación barrera en Moreda y el plan especial por ser meramente especulativo», pero sus propuestas no fueron atendidas.

Y respecto a la federación vecinal urbana, que también preside, señala que a esta entidad «se le pidió que fuera el nexo de unión que movilizara y lograra un acuerdo», el plasmado en el convenio de 2019, «que parecía ser el final de estos penosos 17 años pero no ha sido así». El desmarque de la alcaldesa de la foto unitaria tras la pancarta que se hizo hace un año delante al Museo del Ferrocarril lo enmarca en «el descrédito político de muchos de nuestros gobernantes que en estos casi 20 años han paseado ministros y no han sido capaces más que de derribar estaciones». Llegados a este punto descarta movilizaciones del movimiento vecinal por puro hartazgo de la sociedad civil: «La FAV no tiene interés alguno en moverse por el plan de vías y éste pasa a ser un tema que han de solucionar los representantes políticos»,

Teresa Prada, al frente de la Asociación Alfonso Camín de La Calzada, asegura que para los vecinos de la zona oeste «da igual que vaya a un lado que al otro» porque la situación no cambia y en las dos alternativas, hasta la altura de la rotonda que hay frente al Carrefour, «no hay soterramiento sino que van cubiertas las vías con un cajón». Defiende que en este momento hay que tomar «una determinación y optar por la opción más barata que es Moreda y la más rápida de ejecutar porque ya estaría planificada».

«Necesitamos una solución ya, de forma inmediata. Por esperar por el proyecto donde el Museo del Ferrocarril los trámites pueden durar años y el proceso se puede volver interminable», opina. Además cree que la pandemia desatará una crisis económica que «casi no empezó, por lo que si se puede ahorrar con esta obra que se ahorre».

«Yo ya inauguré siete estaciones virtualmente y quiero la de verdad». El presidente de la Asociación de Vecinos Atalía, Álvaro Tuero, reivindica que la estación intermodal «debe ir en Moreda-Natahoyo donde se intentó que fuera toda la vida porque la obra ahí es más sencilla y puede arrancar antes». «Por ganar 300 metros no merece la pena meterse en todo ese follón del drenaje y el desvío de los colectores en un terreno muy complejo», afirma. El decano de los presidentes de asociaciones de vecinos gijonesas considera que el consenso alcanzado para llevar la estación donde el Museo del Ferrocarril «estaba cogido con alfileres» y destaca la importancia de ahorrar 68 millones en «un momento en que no tenemos dinero ni para mandar a un ciego a tocar el violín».

«300 metros para la centralidad son insignificantes». El vicepresidente de la Asociación San Juan Bautista de Tremañes Fermín Entrialgo, considera que hay que aprovechar la autorización ambiental del desmantelamiento de la playa de vías y el derribo de las estaciones para «acortar los plazos en Moreda y poder empezar por fases la primera e importantísima conexión de cercanías de Renfe con el metrotrén en un plazo de tres años». Dicho esto, considera un error no soterrar las vías de Renfe desde el alto de El Cerillero a Moreda.

Por último, Florencio Martín, presidente vecinal de Laviada, respalda Moreda por ser la «opción más barata, rápida y ejecutable por fases», pero teme que no haya dinero por la pandemia.