OLAYA SUÁREZ
GIJÓN.
Domingo, 16 de diciembre 2018, 02:50
El miedo no se elige. Es un sentimiento subjetivo e individual, pero que, sin embargo, comparte rasgos comunes que disparan su presencia. El trazado urbanístico no le es ajeno. Los denominados 'espacios del miedo' son esos puntos de la ciudad en los que ... la sensación de temor aumenta exponencialmente cuando se pasa por ellos. Son zonas en las que los colectivos vulnerables coinciden en percibir una mayor sensación de inseguridad y cuentan ya con apartados propios en la elaboración de los planes urbanísticos.
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El Plan General de Ordenación de Gijón que está a punto de aprobarse de forma definitiva contiene un informe de género. Tiene por objetivo que la ciudad sea lo más inclusiva posible para las mujeres y propone, entre otras medidas, aumentar y asegurar el alumbrado «en las calles con menos tránsito o sin zócalos comerciales». Se hace hincapié en «procurar la eliminación de puntos de sombra, sean provocados por la edificación o por la incompatibilidad entre las luminarias y el arbolado», entre otros aspectos tendentes a hacer de las calles un lugar más habitable.
El reciente intento de estrangulamiento de una mujer por parte de un enfermo mental en uno de los túneles de paso bajo la glorieta del Piles ha puesto sobre la mesa los 'espacios del miedo' de Gijón, aquellos por los que transitar durante la noche provoca intranquilidad. Destacan el paso de la avenida de la Constitución -conocido como el túnel de Peritos-, el pasaje del paseo de Begoña, el de la calle de Menéndez Valdés, el paso subterráneo de Tremañes hacia el camino del Melón y las vías peatonales que cruzan el 'solarón' y los terrenos del plan de vías, además de las calles con pocos negocios, escasa iluminación y obstáculos, como andamios o casetas de obra.
El documento, en el marco de las competencias municipales, «procura la integración de las carreteras y viario estructurante con la trama urbana, presente o prevista de forma que no se cree o, al menos, se minore su efecto barrera evitando en lo posible los espacios vacíos y, por lo general, poco atractivos, bajo los pasos elevados por los que pudieran discurrir estas vías, los puentes de gran tamaño alejados de la edificación o los pequeños túneles o pasos subterráneos».
Sobre las vías de la circulación, a su paso por los entornos urbanos, especifica que «suelen constituir una barrera, no solo física, sino también psicológica». «Se fragmenta el territorio urbano y, cuando se persigue una permeabilidad, suele intentarse a través de pequeños túneles, oscuros pasos subterráneos o bajo pasos elevados de aspecto, con frecuencia, oscuro y desagradable, incluso amenazador, muy especialmente para mujeres y niños», incide el informe de género del PGO.
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En lo referente a los aparcamientos, refiere que «tanto exteriores como interiores, y muy en especial en horas de escasa concurrencia, constituyen un espacio percibido como inquietante, cuando no peligroso. Los propios vehículos aparcados constituyen un escondrijo potencial para los malhechores, además de los numerosos recodos y rincones que muchos de ellos presentan».
La percepción del miedo «puede incrementarse por la presencia de arbolado y plantación que si bien pueden contribuir a humanizar o, incluso, a señalizar el espacio en horas frecuentadas, añaden puntos no controlados en momentos de baja presencia. Por ello, se debe tratar de evitar la presencia de arbustos y setos, recomendándose la plantación de arbolado con copa alta, que no impida la visión periférica de los usuarios y, sobre todo, usuarias». Por esos motivos, «en la normativa se incorpora la necesidad de incluir un mapa de seguridad, adoptando medidas y disposiciones que permitan un control integral o de un ámbito lo más amplio posible desde cualquier punto externo previo a su acceso o ya dentro de él, previendo incluso plazas para conductoras cerca de los puntos de acceso y control». En caso de no ser posible, añade, «deberá estudiarse la posibilidad de conducir flujos peatonales por su interior, de forma que permitan cumplir con ese control desde cualquier punto concurrido».
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La sensibilidad sobre la protección a las mujeres parece ir en aumento, si bien falta plasmar las iniciativas del papel en propuestas reales en las calles. En el último año tres vecinas de Gijón han sido víctimas de violaciones consumadas por parte de desconocidos que las abordaron de madrugada en la vía pública. A ello se suman los abusos y los robos cometidos en zonas de escaso tránsito. Una de las medidas que pondrá en marcha el Ayuntamiento en las próximas semanas será las denominadas paradas 'antiacoso'. Las usuarias de los autobuses 'búho' de EMTUSA podrán solicitar apearse en los puntos concretos que soliciten entre paradas. Una protección extra hasta que los 'espacios del miedo' dejen de existir.
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