Todo el alumnado, tanto el de los nueve grados como el de los ocho másters que se imparten en la Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón (EPI), realiza prácticas a lo largo de sus estudios. Prácticas curriculares pero también extracurriculares, «casi todas remuneradas», que para ... la mayoría supone la primera toma de contacto con el mercado laboral. Su duración oscila de las 120 a las 550 horas. La firme intención de la EPI es incrementar esos periodos de formación fuera del aula de modo que, al concluir sus estudios, el alumnado haya alcanzado un año de trabajo en prácticas.
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Es lo que ayer planteó el director de la Escuela, Juan Carlos Campo, al medio centenar de representantes de empresas y organizaciones colaboradoras de la EPI, con los que su equipo directivo se reunió en el hotel Rey Pelayo. La propuesta, tal y como la planteó, interesa y beneficia por igual a las dos partes. A las empresas -tan necesitadas que talento que, sobre todo en el último año, «están viniendo a la Escuela a buscar gente como nunca antes habíamos visto»- y al propio centro.
Para que quedara patente, la VI Jornada de la Sociedad de Partners de la EPI comenzó planteando a los asistentes una encuesta en la que debían puntuar de mayor a menor los factores que consideran más importantes a la hora de contratar a un ingeniero junior. La inmensa mayoría situó en primer lugar 'la correspondencia de la titulación con el puesto a desempeñar' y en segundo, la experiencia laboral. Como curiosidad, el prestigio de la universidad de origen y el expediente académico quedaron en último lugar.
¿Y cómo favorecer la experiencia laboral de los recién egresados? «Con la realización de prácticas externas durante los estudios», se respondió Campo, quien advirtió de que «las empresas que no entren en nuestro entramado van a tener dificultades para encontrar talento». Así que mejor «crearlo y fidelizarlo» desde su etapa académica, planteó. Es algo que «también nos interesa a nosotros porque nos da valor como Escuela», reconoció el director de la EPI.
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La subdirectora de Estudiantes y Relaciones con la empresa, Inés Suárez, se encargó de exponer los cambios en la organización de las prácticas que se llevarán a cabo. Por ejemplo, se estructurarán en tres periodos: a partir de octubre, a partir de febrero y a partir de junio, y será la Escuela la que se ocupe de difundirlas directamente al alumnado que posteriormente contactará con las empresas para mostrar su interés y pasar al proceso de selección que estas organicen.
La jornada también sirvió para que las empresas trasladaran al equipo directivo de la EPI los aspectos que más valoran en los egresados al margen de la experiencia, como el conocimiento de idiomas o la adquisición de habilidades sociales.
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