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Quién les iba a decir a estos dos curiosos doctores que ambos, pero por separado, descubrirían un curioso hallazgo que es denominador común en dos icónicos edificios de nuestro país, y que, además, esconden otro par de coincidencias. Nos estamos refiriendo a la azulejería de los arrimaderos de la Escuela Superior de Comercio de Gijón y del Palacio de Comunicaciones de Madrid.
Uno de los mejores arquitectos de este país, Antonio Palacios, junto con Joaquín Otamendi, participó en el concurso nacional para hacer la principal sede de la Sociedad de Correos y Telégrafos en los terrenos que el Gobierno había detraído, en 1903, de los jardines del Buen Retiro.
En 1904 proyectaron este icono de la arquitectura que acompaña a la fuente de la diosa Cibeles. Destaca por su nívea tonalidad, su racionalidad en planta, su vestíbulo en cruz y su alzado ascendente desde las alas, con torres pentagonales, hasta el cuerpo central singularizado por el cimborrio octogonal, rematado con pináculos y en posesión de un reloj e instalaciones radiotelegráficas. El 23 de noviembre de 1909 se inauguró este templo ecléctico con aires regionalistas propios de Otamendi e inspiración ferrovítrea de Palacios en el palacio de cristal del Retiro. Desde 2007 alberga el Ayuntamiento de Madrid.
Manuel del Busto, otro de los máximos exponentes de la arquitectura en Asturias, reformuló, en 1908, un inacabado anteproyecto fechado en 1907 y fue enviado al Ministerio en septiembre de 1909. Se trataría de la primera Escuela Superior de Comercio de España, la cual hundiría sus cimientos, a su vez, en otro espacio verde dieciochesco: la huerta del Instituto Jovellanos, que llegaba hasta la plazuela de Menén Pérez. Aquella vendría a completar el nodo de los equipamientos del Gijón ilustrado. Estructuralmente, presenta análogas equivalencias con el palacio de Cibeles: al haber sido el primer inmueble de Gijón con una estructura íntegramente metálica permitió liberar a los muros de carga de su función portante y ventilar así las cuatro perforadas fachadas con sobredosis de iluminación natural. La colocación de la primera piedra tuvo lugar el 2 de mayo de 1911 y su inauguración fue el 17 de octubre de 1915, hace casi 110 años.
Es imposible no advertir la protagónica presencia de los arrimaderos de azulejo que recubren la segunda planta de la Escuela de Comercio y las escaleras laterales del palacio de Cibeles. No es extraño pensar que Manuel del Busto y Antonio Palacios conocieran uno la obra del otro, ya que Del Busto estudió en la ETSAM y Joaquín Otamendi es el factor común en la autoría de las sedes de Correos de Madrid y Gijón (1928). No obstante, en estos edificios cuya construcción sale a licitación pública por parte de la Administración del Estado es normal que encontremos muchas coincidencias estilísticas, de tracistas y de materiales porque casi siempre se presentarían las mismas empresas.
Estos azulejos son de cerámica sevillana, concretamente de la casa de Manuel Ramos Rejano, en el barrio de Triana (calle San Jacinto), que fue una de las más importantes del siglo XX, hasta su fallecimiento en 1922. De manera que los azulejos trianeros de Gijón y Madrid son de la primera etapa de Ramos Rejano. Formalmente, se caracterizan por ser rectangulares y de arista. Compositivamente, están singularizados por la aplicación del pigmento rojo en las granadas y el verde de las guirnaldas sobre un fondo blanco vidriado. Cada pareja formaba bandas circulares concéntricas, con los tallos verdes en el centro rodeados de ocho granadas y un aro verde.
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Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
Clara Alba y José A. González
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