Los escolares de la zona oeste de Gijón conciencian sobre el daño que ocasionan las colillas en el suelo

Analizar su entorno más cercano para mejorar el bienestar de la zona oeste de Gijón. Fue el reto que Mar de Niebla lanzó hace un año a 165 alumnos de quinto de Primaria de los colegios Federico García Lorca, Miguel de Cervantes, Príncipe de Asturias y Eduardo Martínez Torner. Y ellos, como esponjas, lo absorbieron rápidamente y se volcaron en el proyecto. Empezaron a observar sus barrios, sus colegios y los parques en los que juegan y pronto dilucidaron varias posibles actuaciones para mejorar el entorno en el que viven. De entre todas ellas, de manera grupal decidieron centrar sus esfuerzos en visibilizar y minimizar una problemática específica: la cantidad de colillas en el suelo, especialmente en la puerta de los bares.

Después de 14 horas de trabajo en cada colegio de forma individual y tres horas conjuntas en un encuentro final para que se conocieran, este miércoles tocó salir a la calle y realizar trabajo de campo. Ya en sexto de Primaria y a las puertas de dar el salto al instituto, los escolares se dividieron en 13 grupos y, durante dos horas, llevaron a cabo diferentes tareas. Uno preparó un podcast en directo; cinco hicieron encuestas para conocer la opinión de los vecinos sobre esta problemática; seis grupos visitaron establecimientos para explicarles su idea de poner papeleras para las colillas en la puerta y ver si querían colaborar con ellos y otro se dedicó a generar contenido audiovisual para hacer un vídeo de la experiencia.

Alicia Blanco, Yvette Pintor y Hugo Pérez, del colegio Martínez Torner, formaron parte de dos de los grupos que estuvieron preguntando a la gente qué pensaban sobre las colillas en el suelo y si les parecía bien la iniciativa que tienen en marcha. Completaron 292 encuestas y, en general, «la mayoría nos decía que no fumaba y que les parece bien todo lo que vamos a hacer», explicó Yvette. «También nos dijeron que es un asco tirar colillas y que si encontraban a alguna persona haciéndolo se lo iban a decir para que no la volviera a tirar», añadió Hugo. «¡Y que les parece bien que pongan multas para que la gente no siga haciéndolo!», matizó Yvette.

Mientras, Valeria Moreno, también del Torner, estuvo preguntando por los bares si querían colaborar con ellos y poner papeleras en la puerta para las colillas, a lo que «todos dijeron que sí». Concretamente, fueron 39 los que se sumaron a su iniciativa para cuidar el barrio. Por ellos, por sus vecinos, por «los perros, que cuando llegan se las comen» y por «los niños pequeños, que también las cogen», razonaron. Todo ello les ha servido para aprender que «fumar es malo», que «podemos convivir con otra gente» y que «es importante mantener limpia la ciudad», punto de partida para lo que harán en los próximos dos meses.