La EPI ofertará el primer máster de formación dual en el curso 2025-2026

Ya hubo una primera propuesta que, explica Suárez Ramón, «se dejó reposar durante un año porque faltaban por definir una serie de criterios por parte de la Aneca». Publicados ya esos criterios se está trabajando en una nueva propuesta con la intención de que pueda ser una realidad en el curso 2025-2026. La directora de la EPI ya advierte: «Va a requerir también un compromiso por parte de las empresas que estén involucradas» y que tendrán que asumir «una inversión económica, en recursos humanos y en tiempo» para la formación de los estudiantes que opten por este itinerario académico alternativo.

La cuestión es que habrá una parte de las competencias que se adquirirán en la empresa. Y «eso supone que se van a tener que plantear unos planes de formación individualizados para cada estudiante y para cada empresa, que tienen que estar siempre coordinados por la Universidad. Los contenidos de ese programa formativo tienen que ser acordes con los que curse el resto de estudiantes del máster. Las metodologías pueden cambiar, pero los contenidos no», subraya la directora de la EPI.

¿Hay diferencias entre la formación dual y unas prácticas en empresa? «Sí, hay varias», explica Suárez Ramón. «Para mí, la más importante es que en unas prácticas los estudiantes hacen tareas que define la empresa, pero en la formación dual van a tener que hacer tareas que se corresponderán con los contenidos que requiere el título».

Como queda dicho, la mención dual implica que entre el 25 y el 50% de los créditos del título se cursan en las propias empresas. El porcentaje exacto es algo que aún está por definir por la EPI. La novedad, en la que ya está trabajando la comisión académica del máster, es que se prevé reducir el número de créditos de los 120 actuales a 90 en el mismo horizonte: el curso 2025-2026. Esa rebaja en el número de créditos, que en la práctica supone reducir la duración del máster de dos años a año y medio, se aplicaría también en el máster en Ingeniería de Telecomunicación.

Por otro lado, que el máster de Ingeniería Industrial pase a tener 90 créditos «puede favorecer establecer alguna otra doble titulación de máster en la misma línea que ya tenemos con el máster en Ingeniería Energética, para otras especialidades», anota Suárez .

En el tercero de los másteres profesionalizantes que se imparten en la EPI, el de Ingeniería Informática, también habrá cambios. No ya en el número de créditos –ya está en 90– sino en la presencialidad. Todavía no está definido, pero todo apunta a que se irá a un formato híbrido entre el modelo presencial y el 'on line', toda vez que se considera que de esa forma se daría mejor respuesta al alumnado que compatibiliza estudios con trabajo o pretende compaginarlos.

Otro de los objetivos en los que se centrará el trabajo del equipo directivo de la EPI en estos próximos meses serán la renovación, en 2025, de la certificación Audit de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (Aneca). Cabe recordar que la Escuela Politécnica de Ingeniería fue el primer centro de la Universidad de Oviedo en conseguir este sello. El primer paso para lograr esa renovación será realizar una auditoría interna este mismo año.

Por último, también se trabajará en adaptar el plan de acción tutorial, que ya tiene más de diez años y precisa una revisión, principalmente en el programa de mentorías.