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Sábado, 1 de septiembre 2018, 03:30
Subía el padre Ángel por la rampa cuando la madre de Paz Fernández Borrego, asesinada en Navia hace seis meses, cruzó la mirada con él. Incapaz de contener las lágrimas, Carmen Borrego le abrazó, le habló de su hija y del presunto autor del crimen, Javier Ledo, y le presentó a su nieta. «Fue lo que nos dejó», explicó con enorme pena. La pequeña, de seis años y con un gran parecido a su madre cuando tenía su edad, «me dice todas las noches 'mamina, vamos a darle un besito a mamá'». «Ver al padre Ángel me emocionó, porque aunque no vaya a la iglesia soy creyente y ahora, cuando a mi hija se la ha llevado un malvado, necesito saber que hay hombres buenos», reflexionó. El sacerdote tomó sus datos y les ofreció su ayuda, además de obsequiar a la niña con un recuerdo de Covadonga.
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