TK Elevator analiza el accidente en el que se perdió una pasarela en la mar

El buque, con bandera portuguesa, tiene una eslora de 88 metros y una manga de 14, mientras que la pasarela de embarque, con un peso de 110 toneladas, medía 45 metros de largo, 17 de ancho y 26 de altura. Una fuerte tormenta hizo que el barco viera afectada su estabilidad por el efecto vela que hacía la estructura y que acabó en el fondo del mar. Pero los expertos en el mundo de los seguros marítimos y las estibas portuarias consultados por este periódico están convencidos de que «el seguro va a pagar».

Lo que tienen claro es que antes de iniciar el viaje un perito del seguro tuvo que llevar a cabo las inspecciones de garantía para certificar la trinca y el aseguramiento de la pieza a bordo. Pero lo más difícil es conocer a quién corresponde la responsabilidad ante la pérdida de una carga como ocurrió en este caso. Lo normal es que una operación de compra-venta como esta «se produce en unos términos standard aprobados», indican los expertos. Lo habitual es acudir a los conocidos como 'incoterms' (international commercial terms). Pero «cada tipo de venta tiene un contenido amplio en cuanto a las obligaciones y las responsabilidades de las partes», apuntan.

Lo más habitual es que quien realiza la venta de la mercancía, en este caso TK Elevator, se encarga del coste, el flete del buque y el seguro, «pero la entrega se considera realizada cuando se carga en el barco». Pero hay más tipos de contratos, como el 'incoterm DDP' (delivered duty paid), con el que el vendedor cubre al máximo las responsabilidades de la mercancía «y el riesgo del viaje es del vendedor», hasta dejarla en el destino acordado. Por eso, el tipo de contrato que se haya hecho es fundamental. Incluso, si se hizo entre TK Elevator y Stena Line directamente o con una tercera empresa que pudiera realizar la obra en la terminal sueca. Pero los entendidos apuntan que «el seguro pagará la pieza, el riesgo está asegurado».

La carga de un elemento tan grande está considerado un transporte especial y en operaciones de este tipo también intervienen empresas transitarias especializadas en cargas especiales. Su labor pasa por «buscar el barco, organizar el transporte, etcétera. Intervienen en toda la operación», pero un aspecto sobre el que ponen el acento los expertos es que «en este tipo de cargas, normalmente el fabricante no suele tener el riesgo».

TK Elevator tuvo que realizar el montaje de la pasarela de embarque en los muelles de la octava alineación de los muelles de La Osa. Tras una operación de carga que duró varios días, el 'Wilson Flex II' se hizo a la mar el 8 de noviembre, rumbo a Karlskrona, pero solo cuatro días después de haber zarpado ya tuvo problemas a la entrada del canal de Brunsbüttel (Alemania), tras haber registrado daños en la cubierta y tener parte de la carga colgando por la amura de babor. Tras reparar los desperfectos, pudo seguir camino el 15 de noviembre, pero una vez atravesado el canal y ya en el Mar Báltico, una nueva tormenta hizo que la gran estructura fabricada en Mieres terminara en el fondo del mar. Apenas le quedaban unas horas para culminar su viaje, pero la mercancía nunca llegó al puerto sueco de Karlskrona, donde iba a servir para modernizar la terminal de ferri de Stena Line que une dicho puerto sueco con el polaco de Gdynia, una de las líneas regulares más potentes de la naviera escandinava.