Secciones
Servicios
Destacamos
LAURA CASTAÑÓN
Domingo, 1 de octubre 2023, 00:18
A la casa de la abuela en Arancés, en el concejo de Castrillón, la aldea donde nació Elena Lerma en 1960, llegaban los periódicos a diario y la lectura era algo tan cotidiano y tan apreciado, que tanto ella como su hermana crecieron en un ... universo de historias, de páginas, en una atmósfera de tinta, papel y emoción. Y aunque con pocos años se trasladaron a Avilés, siempre era aquella casa presidida por el placer de la lectura a la que se retornaba y donde la imaginación se había hecho un hueco de palabras que ya no iba a abandonarlas nunca.
Elena Lerma, activa, inquieta y trabajadora, sabe que ese es el origen de que su vida se haya desarrollado con los libros como eje. Algo también de la tradición que le viene de una tía que tenía una librería y que también influyó, llegado el momento de tener que elegir una forma de vida, y cuando parecía que la Psicología, cuyos estudios había iniciado en una facultad que la decepcionó, no iba a ser definitivamente su profesión.
Así que se hizo librera porque amaba los libros. Para entonces ya era gijonesa de corazón y de hecho, porque se habían instalado en la ciudad por el traslado del padre. Y desde niña, como alumna de las Ursulinas, ya había decidido que lo suyo eran más las palabras que los números y conservaba el placer y el deseo de la lectura como algo no solamente propio, sino transmisible a los demás a la manera de un virus que, lejos de provocar malestar, abre las puertas a mundos inimaginables e inesperados.
Un pequeño local, que iría creciendo, se sumó a las muchas ganas de convertir a los clientes en lectores y por tanto de establecer esos lazos especiales en los que los seres humanos nos reconocemos. Y mucho trabajo, porque nadie le dijo que aquello iba a ser sencillo. Pronto las dos hermanas, protegidas siempre por la silenciosa y atenta sombra de su padre, tuvieron que entender que había que reducir expectativas: que, por ejemplo, tener una abundante sección de poesía no iba en consonancia, por mucho que les gustara, con los intereses de gran parte de los clientes. Tal vez por ello, y a medida que han transcurrido los años, la especialidad de Atenea en materia de libros son las novelas, y a la vez se ha ido incrementando el espacio dedicado a la papelería, que en principio había sido puramente testimonial. Elena Lerma ha sabido captar esa querencia que tienen quienes aman los libros por todo lo que tiene que ver con el papel, la escritura, y todos aquellos objetos que conforman ese espacio mágico que tanto tiene de felicidad.
En su rostro hay una inevitable reminiscencia de la niña que fue y que se concreta en la melena corta y clara, en los hoyuelos que sirven de marco a la sonrisa un poco traviesa, a la complicidad con el tiempo al que desafía con el trabajo de cada día, desde hace cuarenta y dos años, atendiendo a las distintas generaciones que se dan cita en la librería. Hay también un gesto decidido, una voluntad inquebrantable de seguir adelante, imbricada en el barrio en el que cree y cuyo futuro de comercio de proximidad defiende con entusiasmo, acompañada por un equipo de empleadas, alguna de las cuales lleva cerca de treinta años, a las que alude permanentemente como artífices del pequeño milagro de hacer de un local comercial un espacio para las historias y la magia. Las mismas historias y magia con las que aprendió a entender el mundo entre las paredes cálidas y felices de la casa de aldea de Arancés, tapizadas de libros que le enseñaron que la imaginación era patrimonio del infinito.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.