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Laura Fernández Alonso está más que satisfecha. También Andrea Muslera García. Ambas, exalumnas de la Facultad de Enfermería de Gijón, han conseguido el objetivo que se habían marcado: una de las 2.108 plazas de Enfermero Interno Residente (EIR) que este año ofertaba el Ministerio de Sanidad. En los listados provisionales del examen que realizaron el pasado 20 de enero, Laura logró el puesto número 20. Andrea, el número 22.
Con esos resultados, la primera tiene la certeza de que durante los dos próximos años podrá formarse como matrona en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), que es lo que siempre ha querido esta avilesina. La gijonesa Andrea Muslera prefiere quedarse en el Área Sanitaria V, en Atención Primaria, para hacer aquí la especialidad de Enfermería Familiar y Comunitaria.
Lo conseguido en el examen EIR es el fruto a intensos meses de preparación y jornadas de estudio que comenzaron siendo de cuatro horas diarias –mientras compaginaban estudios y trabajo–, luego pasaron a diez horas diarias –ya dedicadas en exclusiva al temario del EIR– y, en las dos últimas semanas, llegaron a rondar las trece. «Es una experiencia muy dura», coinciden.
Pero lo peor, casi, estaba por venir. El examen –el primer EIR para ambas– las dejó descolocadas. A ellas y a las otras 6.853 enfermeras que se presentaron a la prueba en toda España. «La dureza del EIR lleva ya varios años en aumento, pero este examen fue el más difícil con diferencia», valora Andrea Muslera. «El más difícil de la historia. Me parece muy injusto porque no demostró para nada todo lo que nos habíamos preparado», subraya Laura Fernández.
La avilesina, que terminó sus estudios en Gijón el año pasado, reconoce que salió de la prueba «con un disgusto tremendo porque había muchas preguntas, como unas setenta, en las que no sabía ni lo que me estaban preguntando». La prueba consta de 200 preguntas tipo test –con cuatro posibles respuestas– y otras diez de reserva. «Yo salí con la sensación de no saber qué había hecho», comenta Andrea Muslera, a quien el examen le resultó «difícil en cuanto al planteamiento, con preguntas muy largas y ambiguas».
El resultado general fue que solo quince personas consiguieron el aprobado. La nota más alta del examen –la de una enfermera que, como las exalumnas de la facultad de Enfermería de Gijón, se había preparado en la academia Plan EIR– fue un 5,7. Laura obtuvo un 4,9. Andrea, un 4,87. A la vista de los resultados, Muslera considera que «es como para que el ministerio se replantee algunas cosas».
Al final, la nota de corte para dar por superado el examen EIR se situó en un 1. Lo consiguieron el 92% de los 6.288 aspirantes. A partir de abril, todos ellos participarán en el proceso de adjudicación de plazas. Este año se ofertan un 7,4% más que el anterior: 2.032 de titularidad pública y 76 de titularidad privada. A partir de mayo empezarán a ocupar las plazas que les hayan correspondido. Laura Fernández lo hará en el HUCA. Andrea Muslera, en algún centro de salud del Área V.
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