La liturgia en el Salón de Recepciones del Ayuntamiento parecía de despedida. A las 12.30, uno a uno, los siete concejales afines a la alcaldesa fueron entrando uno a uno. Tras ellos, un minuto después, Ana González, con camisa negra y semblante serio. No esperó ni un segundo para comenzar a hablar, para iniciar una ronda de agradecimientos en los que citó a su familia, equipo, a la agrupación y vecinos y vecinas de Gijón. También, más tarde, visiblemente emocionada, a sus exalumnos que le han enviado cartas de apoyo durante estos meses. «He perdido, ha ganado la ejecutiva», señaló. «Soy consciente de la situación y hay que asumirla».
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Durante la media hora que la alcaldesa compareció ante los medios de comunicación se esforzó en dejar claros dos mensajes. Que seguiría hasta el último día al frente del Ayuntamiento, y que no se iba a presentar a las primarias, convocadas desde anoche una vez que los promotores de este proceso presentaron 662 firmas, 70 más de las necesarias. Le costó reconocerlo pero así lo dijo: «Era un proceso para quitarme a mí». Dijo haber hablado con el secretario general de la FSA, Adrián Barbón, y con el líder de los socialistas gijoneses, Monchu García -«les llamé para reconocer que habían ganado»- aunque a este último dijo no haberle comunicado aún su decisión de no presentarse, aunque avanza que han quedado en verse el lunes.
A Ana González hay que leerla también entre líneas, porque en sus comparecencias públicas no es de utilizar un tono bronco. No lo usó hacia quienes ella sí reconoció haberse sentido atacada. «Ha habido un lenguaje duro, beligerante y creo que se ha dado un salto a lo personal», reconoció. Hoy, dijo sentirse «decepcionada» por cómo ha finalizado este proceso porque «sin duda quería ganar».
Eso lo repitió, una y otra vez. No se anduvo por las ramas. Lo dijo a las claras: «Feliz no estoy. Perdí. Punto», pero se reivindicó como «bastante buena persona». En el corto no tiene planes, «me gusta la política», pero dijo que en su caso es una afortunada porque siendo funcionaria puede entrar y volver con mayor facilidad. De hecho, ahora mismo su único plan, más allá del junio de 2023 es volver a dar clase. «Nadie me ha ofrecido nada», insistió. Dijo que, hasta esa fecha, «en ningún caso me he planteado dimitir» porque una cosa es el gobierno y otra el partido. «No hay que confundir lo orgánico con lo institucional».
En el corto plazo tendría que lidiar, por ejemplo, con el Plan de Movilidad, que tiene que estar listo el 1 de enero de 2023, o los asuntos que quedan pendientes. «Tenemos un programa electora, un compromiso con la ciudad y un pacto con Izquierda Unida», señaló.
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Al acabar, casi con la misma liturgia del principo, aplausos de los concejales que la arroparon, que uno a uno, en fila, fueron saliendo de ese Salón de Recepciones, con la mirada escrutadora de Jovellanos, volviendo, también Ana González, cada uno a su despacho.
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