Para César Méndez Pernía, de 23 años, y Roberto Martínez Laguno, de 49, la de ayer iba a ser una jornada más de trabajo, en la que, como en otras ocasiones, «tenían que descuartizar para chatarra una grúa que no se utilizaba». Pero ... la jornada acabó en tragedia. «No nos lo podemos creer», comentaba la familia de César Méndez, tras conocer que este joven gijonés era uno de los dos fallecidos en el accidente ocurrido ayer en El Musel. «Estamos destrozados, y a la espera de que nos expliquen qué pasó», apostillaban.
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Recientemente, César había sufrido otro accidente laboral, casualmente «desmantelando una de esas dichosas grúas». Un susto «grande» que se saldó con fuertes magulladuras y cuatro semanas de baja. Este mismo lunes se incorporaba al trabajo, pese a que, según confesó a su familia, todavía sentía algún dolor. «Estaba muy contento porque éste era su primer trabajo y le habían hecho indefinido», cuenta sus más allegados. Había estudiado para soldador en el centro de FP de la Universidad Laboral y el verano pasado, nada más terminar las prácticas, había entrado a formar parte de la plantilla de Montajes Astur Manzana. Dicen de César que era muy fino en la profesión, y muy «echado pa'lante».
Su padre, Rafael Méndez, es muy conocido en el mundo de los rallyes. Igual que su tío y padrino, del que le viene el nombre. De ellos heredó la afición por el karting y el motor. La madre de César es guardia civil, con treinta años de servicio en el Cuerpo, ahora destinada en el cuartel de Pola de Siero. Hace un año y medio César se independizaba, para irse a vivir con su pareja –que trabaja en una pizzería– a un piso en el barrio gijonés de El Llano.
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Fue ella quien, al leer en el periódico digital la noticia del accidente tuvo malos presagios. Llamó a César una y otra vez. Le envió whassaps. Y nada. Así que decidió llamar a la empresa de montajes, donde le confirmaron que, efectivamente, él era uno de los dos fallecidos que mencionaban en las noticias que empezaron a circular a partir del mediodía por toda Asturias. El otro era su compañero Roberto Martínez Laguno, también de Gijón. También muy querido entre sus compañeros.
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A la espera de que el Anatómico Forense practique la autopsia a los cadáveres, prevista para las diez de la mañana de hoy, según se ha notificado a las familias de los dos fallecidos, los Martínez Laguno ya publicaban ayer la correspondiente esquela, en la que se anuncia una celebración de la palabra de cuerpo presente en la capilla del Tanatorio de Cabueñes.
Será el sábado, a partir de las 13 horas. Un acto en el que podrán darle un último adiós sus padres, Raimundo Martínez y Araceli Laguno; su pareja, Beatriz García; y su hermana Eva, casada con Javier Harandou, ejecutivo de PPG Adhesives & Sealants. Roberto tenía un único sobrino, Alex, muy popular en el fútbol base.
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En el accidente ocurrido en el muelle Moliner, resultaron heridos otros cuatro trabajadores. Uno ingresó en el HUCA de urgencia, con un politraumatismo severo de pronóstico reservado. Actualmente, permanece en la UVI, aunque fuentes médicas confían en que «saldrá adelante», pese a la gravedad de su estado. Dos compañeros fueron trasladados al Hospital de Jove, con lesiones más leves: a uno de ellos, de hecho, se le daba el alta a las pocas horas. Y el cuarto no llegó a requerir atención hospitalaria tras el accidente.
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