Una decena de agentes de la Policía Nacional ha desalojado este lunes pasadas las nueve y media de la mañana el edificio número 19 de la calle Aguado en Gijón okupado desde 2022. Dentro, solo encontraron a un hombre, ataviado con un gorro y ... una mascarilla. Tras identificarle, marchó por su propio pie.
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La Policía recaba pruebas y recoge muestras del interior del edificio que traten de esclarecer otras investigaciones abiertas.
Los vecinos llevan años soportando las consecuencias de la okupación. Como es el caso de L. H. E.; se encontraba en su casa cuando oyó unos ruidos que procedían del patio de luces, lugar que conecta con el del otro edificio a través de un muro. Al correr la cortina para saber qué sucedía se encontró a un joven: «Déjame pasar, me persiguen», le dijo a la vecina. El chico había saltado del tercer piso hasta caer en el montón de bolsas de basura que los okupas tiraban por la ventana. Después, saltó el muro e intentó entrar en la casa de L. H. E. Cuando esta intentó llamar a la Policía, los agentes ya estaban ahí. «Ellos eran los que le estaban persiguiendo, parece ser que por un tema de drogas», explicó L. H. E. a EL COMERCIO. Tras ese incidente, la vecina se vio obligada a poner verjas en la ventana.
Hoy, por fin, respira tranquila. Pasadas las nueve y media de la mañana, una decena de agentes de la Policía Nacional entraban en el piso okupado. Dentro, tan solo encontraron a una persona que no se resistió. Tras ser identificada por los efectivos, marchó por su propio pie. Hasta el lugar se personaron agentes de la policía científica para recabar pruebas y recoger muestras del interior del edificio que traten de esclarecer otras investigaciones abiertas. Una vez completado el proceso, se colocó una puerta de acero.
Susana Pérez, abogada del propietario, explicó los pasos a seguir ahora. «Vamos a proceder a vaciar todo lo que hay. Sobre todo en el patio interior, que está afectando a las propiedades colindantes». Pérez, entró con la Policía en el inmueble. «Es un foco de insalubridad. Hay una vivienda en concreto en la que no se ha podido entrar porque dejaron la basura tapiando la puerta. Debieron salir por el patio porque es inviable pasar», explicó.
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El pasado miércoles ya se dio el aviso de que los okupas debían abandonar el edificio antes del mediodía del viernes, aunque el desalojo se pospuso a este lunes. El mismo día del aviso, gran parte de los que habitaban el edificio se fueron. «Se marcharon solos. Pensé que iban a dar guerra, pero el mismo día de la citación la mitad se marcharon», explicó una vecina del edificio número 17 que prefiere no dar su nombre. El día que estaba previsto el desahucio, a las siete de la mañana, «se fueron otros tres con maletas». A esta vecina, más allá de las molestias en cuanto a los olores y la mala imagen de la basura que se amontona en el patio de luces, la situación produjo que se formaran humedades en su casa. «Se descolgó un canalón de su edificio y como los dos patios comunican, este cayó encima de nuestra fachada. Estaba filtrando por ahí el agua», señala. Aunque lo puso en conocimiento de la agencia que dirigía el piso okupa le dijeron «que no se podía hacer porque los operarios no querían entrar». Al final lo hicieron. Eso sí, «acompañados de la policía».
Por el momento, parece que se termina este triste capítulo en Aguado, aunque todavía queda otra parte muy importante: limpiar y desinfectar el inmueble para que los vecinos afectados puedan, de una vez por todas, pasar página.
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