Denuncian la desaparición de un gijonés de 33 años en Candás

Fue visto por última vez en una nave industrial del concejo de Carreño, donde iba con frecuencia para ayudar a su hermano en el negocio de caravanas clásicas que este regenta. Desde entonces, nadie ha sabido más de él. La familia de Pablo Juan Sánchez denunció ayer su desparición tras casi 48 horas sin haber podido localizarlo. Nada más conocer lo ocurrido, la Guardia Civil, cuerpo competente sobre la zona, puso en marcha un extenso dispositivo de búsqueda que, por el momento, no ha arrojado ninguna pista.

El hombre, de 33 años, complexión delgada y que vestía un pantalón de chándal y chaqueta gris, había regresado recientemente a Asturias tras haber trabajado en Australia e Indonesia. De hecho, tiene fijada su residencia en Bali, de donde es su pareja. Los agentes encontraron junto a la nave industrial su vehículo y su teléfono móvil, así como evidencias que invitan a pensar en que no se trataría de una desaparición violenta. Por su parte, mientras la Guardia Civil desarrolla la investigación, la familia del desaparecido ha iniciado una campaña de difusión por redes sociales con el propósito de solicitar la colaboración ciudadana a la hora de obtener algún indicio sobre cuál puede ser su paradero. Para ello, se han habilitado los números de teléfono 642650775 y 649952957.

La desaparición de Pablo Juan Sánchez llega poco más de una semana después de la sucedida en San Esteban de Pravia. La investigación se abandonó sin haber encontrado rastro alguno del desaparecido. Se trataba de un percebero de unos 40 años que, presuntamente, había caído a la mar. A pesar de los esfuerzos por localizarlo, no fue posible. De hecho, aún no se le ha podido identificar ni consta denuncia alguna por su desaparición.

La voz de alarma la dio otro percebero, habitual de la zona y quien asegura haberle visto precipitarse al agua sobre las doce y media. El hombre intentó auxiliarlo sin éxito y dijo que se trataba de un joven que vestía una sudadera azul, en lugar del neopreno habitual entre los perceberos.

Durante dos días, efectivos del SEPA trataron de localizarlo, sin éxito, por tierra y mar.