La demanda de comidas en la Cocina Económica de Gijón se dispara un 40% por la crisis sanitaria

«Los datos cantan», dice la directora, sor Marisela Cueto, mientras revisa las cifras. Además, prevé que la demanda pueda aumentar a partir de los próximos meses. De hecho, ya son un 55 por ciento más de comidas en julio respecto al mismo mes de 2019, cuando se prepararon 12.575 menús.

La cola de personas frente a las puertas de la Cocina, en la calle Mieres, son cada vez más largas. Hasta allí se acercan a diario más de 300 hombres y mujeres de todas las edades, entre ellos muchos que solían conseguir algún trabajo o «chollo» para salir adelante en los meses de verano, pero que no han encontrado esas oportunidades en esta temporada por la crisis sanitaria, explica Covadonga Landin, psicóloga de la entidad. Con la misión de entregar una comida caliente, hecha con cariño y de buena calidad, la Asociación Gijonesa de Caridad no cesa en su labor a pesar de que «los costes para preparar la comida han subido un 40 por ciento, porque recibimos a muchas personas nuevas en los últimos meses», indica Cueto. Más gastos que cuesta sufragar por la pérdida de ingresos en otras actividades y eventos veraniegos, actividades ahora suspendidas por la covid, como el alquiler de las almohadillas en los partidos de fúbtol de El Molinón, las corridas de toros y las coloridas casetas de la playa. Además, los ingresos se han reducido en el parking solidario próximo a la playa y en el alquiler de sillas para eventos municipales. «Mucha gente desconoce que esos ingresos, como las casetas, que son tan significativas para la ciudad, aportaban un beneficio para la Cocina, por eso se creó la campaña a través de la página web», explica Landin.

'Apadrina una caseta' es la campaña digital, con la que colabora EL COMERCIO, de recaudación que busca compensar las pérdidas de ingresos para la institución. Desde la web apadrinaunacaseta.es es posible realizar donaciones desde un mínimo de 10 euros y ponerle nombre a una caseta para mostrar apoyar a la Asociación Gijonesa de Caridad.

A la fecha, la campaña ya lleva 85 donaciones por diversos montos y ha sido bien acogida por los colaboradores habituales de la institución, así como personas que conocen por primera vez su trabajo. Por eso, esta inmersión en las nuevas tecnologías para una institución con 115 años de historia ya se ve como una experiencia para repetir, «aunque esperamos que no se tenga que repetir con las casetas y que se puedan volver a poner en la playa, pero haremos otra cosa», comenta Cueto con entusiasmo.

Algunas de las personas que donaron para la campaña consideran que esta crisis requiere de más solidaridad que nunca. «Es nuestra obligación ser solidarios con los más necesitados en momentos tan difíciles», dice Mirenchu, de 55 años. De la misma opinión fue Teresa, de 78, quien opina que «apadrinar una caseta es lo mínimo para agradecer a tantas personas que dan de comer a tanta gente cada día».

Además del colorido y alegría que inspira el mensaje de esta campaña, Cueto quiere destacar que su labor «no es dar una bolsa y que se vaya la persona, eso es muy frío. Les preguntamos cómo ha ido el día y respondemos a sus dudas. Es un contacto humano, con cercanía y escucha». Por eso, esta religiosa con décadas de servicio en la Cocina Económica, hecha de menos la experiencia del comedor, donde era más sencillo compartir.

Patatas a la riojana, lomo en salsa y san jacobos, además de un batido de chocolate, macedonia de frutas, flan y pan fue el menú que ayer entregó la asociación a los usuarios, mientras en la cocina ya se terminaban de preparar los menús para envasar y entregar al día siguiente, un trabajo en cadena que no cesa por la necesidad.