![«Hay muchas curiosidades y secretos del Gijón de la República y la Guerra Civil»](https://s1.ppllstatics.com/elcomercio/www/multimedia/2024/01/20/Imagen%20(90967363)-kU2C--1200x840@El%20Comercio-ElComercio.jpg)
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ADRIÁN AUSÍN
GIJÓN.
Sábado, 20 de enero 2024, 01:11
«Muchas de las cosas que recojo en este libro son desconocidas para la mayoría de los gijoneses». Rafael Suárez-Muñiz, doctor geógrafo y colaborador de EL COMERCIO, presenta el próximo jueves, en la sede de la calle Corrida del Club de Regatas, un libro ... que no dejará indiferente a nadie, pues en él se retratan singulares episodios de la historia local. Se titula 'Espacios de ocio afectados durante la República y la Guerra Civil' y está redactado «con una mirada aséptica y profiláctica tanto de un bando como de otro, tanto en lo positivo como en lo negativo, pues ambos tienen luces y sombras».
En sus 64 páginas hay 25 fotografías y alguna «es un pepino», comenta coloquialmente acerca de la fuerza que contiene. Le viene a la mente al instante la estampa del Club de Regatas dinamitado e incendiado por los republicanos. La imagen fue captada por un piloto nazi de la Legión Condor el 21 de octubre de 1937 y Suárez-Muñiz la localizó por Ebay. Se la compró a un ciudadano alemán por 45 euros y en ella se inspira la portada de su nuevo libro.
El Club de Regatas tiene importante protagonismo en sus páginas. En ellas cuenta el autor cómo la entidad «fue abierta al público y popularizada durante la República. Entraban mujeres y niños, algo impensable en la época, y estaban allí hasta altas horas». Luego, en plena Guerra Civil, su frontón fue usado como paredón de fusilamiento. «Cogieron los registros de los socios y solo por figurar ahí los consideraban ricos y franquistas, los iban buscando casa por casa y eran fusilados en dicho frontón, donde está ahora la piscina, y donde entonces se veía en la distancia una imagen rojiza que ofrecía la ropa ensangrentada de los fusilados».
Otra curiosidad, referida a la sede de la calle Corrida, es que esta «fue utilizada para imprimir un periódico del Partido Comunista y la misma rotativa instalada en su interior sirvió tras la llegada de los nacionales para el nacimiento del periódico 'Voluntad'», de signo opuesto.
Durante la guerra, la finca de La Isla ocultó los tanques republicanos bajo la frondosidad de los árboles para que no fueran avistados por la aviación nacional, mientras Las Mestas, refiere Suárez-Muñiz, fue aeródromo y hangar de republicanos y rusos.
Antes de Guernica, la aviación alemana «ensayó en Gijón el asesinato de víctimas civiles en la consideración de que en los teatros, sedes sociales y ateneos era donde se promovía la conciencia de clase». Así fue por ejemplo cómo bombardeó el Palacio Revillagigedo, incautado por el bando republicano, «y dejaron a los condes sin casa en 1937».
En aquellos tiempos, el Ateneo Obrero tenía varias sedes, las principales en La Calzada y en el Muro. Esta última se derribó al calor del programa de reformas urbanas concebido por la gestora que encabezaba Avelino González Mallada. Querían liberar toda la fachada marítima y para ello, además del Ateneo, derribaron los balnearios e incendiaron el Club de Regatas, además de dinamitar San Pedro. Y curiosamente, prosigue el geógrafo, «cuando llegaron los nacionales la nueva gestora mantuvo ese programa para liberar y ampliar el Muro».
El Grupo Covadonga, fundado en 1935 en una finca de lo que hoy es la calle Emilio Tuya, quedó paralizado por la guerra «y se refundó en 1938». El Sporting cambió durante la contienda tanto su nombre como la forma del escudo y los bajos del estadio fueron cubiertos de gravilla y utilizados como garaje. Isabel la Católica, inaugurado en 1941, en lo que fue una marisma, se rellenó con los escombros de la guerra, de la que curiosamente da testimonio bajo su superficie. Y la plaza de toros fue usada como cárcel en la postguerra. De día, los presos podían caminar por su perímetro y de noche dormían al ras sobre el albero calentados por algunas fogatas.
Mil apasionantes intrahistorias para las que Suárez-Muñiz toma como punto de partida su tesis doctoral 'Análisis del ocio en Gijón desde una perspectiva geográfica (1850-2015)', a la cual ha sumado un intenso trabajo de campo. En especial, en las fototecas del Museo del Pueblo de Asturias y el Archivo Municipal. Y, también, los archivos documentales de las entidades deportivas de la ciudad, donde figuran actas y datos de sumo interés.
El libro ha sido editado por el Ateneo Jovellanos, que en los tiempos que trata aún no había sido fundado, y ha recibido la subvención de la Concejalía de Cultura por su aportación a la memoria democrática. Se han editado 500 ejemplares, que se venderán en la presentación, con firma del autor, y después, en la propia sede ateneísta.
«Hay muchas curiosidades y secretos del Gijón de la República (1931-36) y la Guerra Civil (1936-39). La gente va a alucinar», avanza el geógrafo gijonés, convencido del impacto de su obra. No en vano, recuerda, «ha pasado casi un siglo de aquellos tiempos. Hay cosas sesgadas escritas, pero no un compendio de ello, y creo por tanto que es oportuno presentar esta publicación sobre hechos relevantes que, en muchos casos, son poco sabidos».
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