CuboLab, el cubo de las emociones, un dispositivo de muy sencillo uso que permite al paciente comunicar cuál es su grado de dolor y su estado emocional, acaba de ser distinguido en la tercera edición de los Premios de Investigación concedidos por el Consejo General de Enfermería. En concreto, en la categoría de Innovación. El premio lo recogió en Madrid María González, la investigadora principal de este proyecto nacido hace un año en la Cátedra Medialab de la Universidad de Oviedo gracias al trabajo de un equipo interdisciplinar formado por enfermeras e ingenieros.
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La experiencia «ha resultado muy enriquecedora» y les ha valido ya varios reconocimientos. El del Consejo General de Enfermería, que pretende visibilizar la investigación en la profesión enfermera y reivindicar la ciencia de los cuidados, es el más reciente. 115 proyectos concurrieron en esta tercera edición, en la que hubo trece finalistas. La idea de María González García y Ramón Rubio, director del MediaLab, fue una de las cuatro propuestas premiadas con 10.000 euros.
Es una cantidad que se destinará al desarrollo e implantación del CuboLab. «Queremos pilotar su fincionamiento en un ámbito sanitario real», comenta María González, profesora en la Facultad de Enfermería de Gijón e integrante del grupo de investigación de Farmacología de las dianas terapéuticas del Instituto de Investigación Sanitaria del Principado (Ispa). De esa forma se podrá analizar la validez de un instrumento que permite monitorizar de manera remota el dolor del paciente y saber cómo se siente en cada momento sin necesidad de preguntárselo o de que el propio paciente tenga que expresarlo verbalmente.
Basta con que elija la cara del cubo que mejor representa sus emociones y el grado de dolor que siente colocando ese lado del cubo hacia arriba. Cada cara está identificada con un número (del 0 al 5), un color (del verde al rojo) y un emoticono (desde una cara sonriente a una enfadada u otra que llora). Cada una de esas imágenes se corresponde con escalas del dolor como la escala wong baker o la facial affective scale.
La enfermera puede recibir esa información al instante en un teléfono móvil. Todos los movimientos del cubo se almacenan en una base de datos que la enfermera puede consultar y que le permiten comprobar la evolución del paciente hora a hora y tener un registro continuo de la sensación de dolor. «Es una manera de personalizar los cuidados», anota González, que recuerda que el dolor es la causa más frecuente de consulta en sanidad.
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El dispositivoCuboLab tiene como ventaja que puede ser utilizado por personas con dificultades para expresarse, también puede ser de gran utilidad para mantener un canal de comunicación directa con pacientes hospitalizados desde su casa. «Es mucho más sencillo de utilizar que cualquier aplicación», subraya María González, que en el acto oficial de recogida del premio estuvo acompañada del presidente del Colegio de Enfermería de Asturias Esteban Gómez.
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