Familiares de los fallecidos en el entorno de la vivienda. Paloma Ucha

«No es un crimen porque se querían muchísimo y vivían el uno por el otro»

Además de una nota en la que mostraban su intención de quitarse la vida, los agentes encontraron una importante cantidad de dinero a la vista. Da la impresión de que lo dejaron todo organizado para facilitar los trámites a sus familiares más cercanos

Olaya Suárez y Cristina Tuero

Gijón

Viernes, 22 de junio 2018, 12:18

Dos octogenarios fueron encontrados muertos a última hora de ayer en su domicilio de la calle Felicidad, en el barrio gijonés de Ceares. Ambos fallecieron por disparo. Se trata de Daniel Suárez, de 87 años, y su esposa Maruja Álvarez, de 83. La Policía investiga ahora si se trata de un suicidio pactado, después de que en la vivienda se encontrase una nota en ese sentido. Los cadávares fueron hallados en el comedor del piso. El de la mujer se encontraba sobre un sofá y el de su marido yacía en el suelo a sus pies. Los disparos se efectuaron con un arma rudimentaria, una pistola fabricada en casa. El matrimonio había abandonado en los últimos días la residencia geriátrica en la que vivían para regresar a su domicilio conyugal. Presumiblemente tenían la idea de poner fin a su vida, aunque será la autopsia que practiquen hoy los médicos forenses la que arroje luz a la investigación policial. Según el entorno del matrimonio, el marido era el encargado de de cuidar de su mujer, que tenía problemas de movilidad.

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Las sobrinas encontraron los restos mortales poco antes de las 11 de la noche y alertaron a los servicios de emergencia. Los primeros en personarse fueron los sanitarios del SAMU, que solo pudieron confirmar la defunción de los dos ancianos. Hasta lugar se trasladaron agentes de la Policía Nacional. La investigación corre ahora a cargo de la Unidad de Familia y Mujer (UFAM), cuyos mandos se personaron en el piso de Ceares poco después del hallazgo de los dos cuerpos sin vida. En el domicilio, además de la nota escrita con frases en las que mostraban su intención de quitarse la vida, los agentes encontraron una importante cantidad de dinero a la vista.

Aparentemente, lo dejaron todo organizado para facilitarles los trámites a sus familiares más cercanos, las sobrinas que ayer se acercaron a la calle Felicidad consternadas por el fatal desenlace de sus tíos. «Entre ellos todo era amor, no es un crimen porque se querían muchísimo y vivían el uno por el otro», aseguró a EL COMERCIO una familiar.

Los servicios funerarios se hicieron cargo de los cadáveres una vez que la autoridad judicial autorizó su levantamiento, poco antes de la medianoche. Fueron trasladados al Instituto de Medicina Legal a Oviedo, donde hoy les practicará la autopsia con la que se confirmará las circunstancias que rodearon la muerte. Las primeras investigaciones apuntan a que el hombre disparó contra su mujer y a continuación se quitó la vida disparándose a él mismo. Los trabajos policiales continúan abiertos a la espera de los resultados de los exámenes forenses.

Está previsto que a primera hora de la tarde de hoy se instale el velatorio en el tanatorio de Cabueñes, donde los restos mortales serán velados por sus familiares. Su entorno aseguraba ayer que su estado de salud era delicado y que en los últimos tiempos atravesaban un momento anímico muy bajo. Algunos de sus vecinos explicaban ayer que «hacía mucho que no se les veía por el edificio porque se habían ido a una residencia. Siempre estaban juntos y se llevaban muy bien».

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