El gran volumen de pruebas ralentiza la instrucción del crimen de Paz Borrego

Paz Fernández Borrego, de 43 años y madre de dos hijos, desapareció en Navia el 13 de febrero. Fue vista por última vez acompañada del luego detenido, si bien él, durante las dos semanas que se prolongó la búsqueda, negó en todo momento tener relación alguna con la misteriosa ausencia de su «amiga». El cadáver fue hallado el 6 de marzo por un aficionado al remo en el embalse de Arbón, a unos 14 kilómetros de Navia. La autopsia determinó que la mujer falleció como consecuencia de un fuerte impacto en la cabeza. Presentaba, además, numerosas lesiones en el cuerpo.

Apenas dos días después de que apareciesen los restos mortales, y cuando ya se había convertido en el principal sospechoso para la Guardia Civil, Javier Ledo dio una entrevista a EL COMERCIO aportando unas supuestas coartadas que le exculpaban de cualquier responsabilidad. Sin embargo, la Benemérita lo detuvo poco tiempo después. Tenían pruebas sólidas que le incriminaban directamente, entre las que se encontraba el posicionamiento de la tablet de Paz en su casa la noche de su desaparición, cuando él en todo momento mantuvo que Paz había dormido en un hostal en Navia y no había pasado por su piso. La Guardia Civil considera que la mató en ese domicilio y luego condujo el coche de la víctima para deshacerse del cadáver en el embalse. Tras su arrestó confesó el crimen, si bien ante la jueza cambió de versión y apuntó a que la muerte se produjo de forma fortuita al caerse por las escaleras. «No dije nada porque tenía un juicio con mi exmujer pendiente y tenía miedo de acabar en la cárcel», aseguró. Ese juicio se celebró apenas una semana después del arresto en relación al homicidio de Paz Fernández Borrego. Se celebró en el Penal 1 de Gijón y fue condenado a nueve meses de prisión por quebrantar una orden de alejamiento de su expareja, con quien tiene un hijo de corta edad.

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