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El jurado popular del caso del bebé de Nuevo Roces escribió esta mañana la penúltima página del crimen. Por unanimidad, Silvia Acebal fue declarada culpable de apuñalar hasta la muerte a su hijo. Según el jurado, durante las cuatro días que ha durado el juicio, quedó probado que la asesina actuó de manera «consciente, voluntaria e intencionadamente». Dieron por tanto veracidad a todas las pruebas testificales y periciales. También a su propia confesión, que realizó en la primera sesión del juicio.
Las nueve personas que integraron el jurado comenzaron su deliberación en torno a las 12 del mediodía. Dos horas más tarde ya habían terminado. No hubo lugar a debate ni discrepancia entre ellos. Culpable de asesinato con alevosía y agravante de parentesco. No hubo lugar, porque ni si quiera la magistrada aceptó la petición de la defensa, de discutir si el trastorno antisocial de la personalidad podría haber sido considerado un atenuante en el asesinato.
Silvia Acebal Martínez hizo ayer uso del último turno de palabra en el juicio que la incrimina como la asesina de su hijo en agosto de 2019. Tras asumir su culpa el lunes y escuchar hasta ayer el testimonio de 17 testigos y 10 peritos, por fin pidió disculpas y mostró arrepentimiento. Nunca desde su detención lo había hecho. «No tendré vida suficiente para arrepentirme. Pido perdón a mi familia porque les he arruinado la vida. También a la de Daniel, que siempre me trataron muy bien». Ahora solo queda conocer el veredicto del jurado, que se sabrá a lo largo del día de hoy. Después, el caso quedará visto para sentencia.
En la Sección Octava de la Audiencia Provincial se conocieron ayer algunos detalles de los informes periciales del crimen. Por videoconferencia, y desde La Coruña, dos policías de la unidad científica aseguraron haber recibido hasta 48 vestigios con la sangre del crimen -toallas, fibras y trozos de colchón-, que confirmaron la relación de parentesco entre la encausada y Daniel con su hijo.
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Después de matar a su hijo tras su alumbramiento, Silvia Acebal le dio la vuelta al colchón y lavó las sabanas. Dejó rastros de sangre en el pasillo, que limpió Daniel B. S. cuando volvió del trabajo. Se excusó en el sangrado de un quiste. No era, aparentemente, un problema nuevo para ella. Tanto su expareja como sus amigos sabían, por boca de Silvia, de este problema. Sin embargo, no era cierto. Dos médicos del Hospital Universitario Central de Asturias concluyeron tras la exploración que le realizaron en octubre de 2019 que nunca había tenido dicho quiste.
Especialmente sobrecogedor fue el testimonio de las médicos forenses que analizaron el cuerpo de un bebé con cincuenta y tres heridas cortantes y punzantes. «Fue una muerte violenta. No hay duda de que su intención era matarle. Probablemente, ni una rápida intervención médica le hubiera salvado la vida», aseguraron las forenses. Silvia dio a luz en la trigésimo octava semana de gestación. Nació vivo y la causa de su muerte fue un shock hipovolémico. Murió desangrado en torno a las 15 horas del 1 de agosto de 2019.
Especialmente sobrecogedor fue el testimonio de las médicos forenses que analizaron el cuerpo de un bebé con cincuenta y tres heridas cortantes y punzantes. «Fue una muerte violenta. No hay duda de que su intención era matarle. Probablemente, ni una rápida intervención médica le hubiera salvado la vida», aseguraron las forenses. Silvia dio a luz en la trigésimo octava semana de gestación. Nació vivo y la causa de su muerte fue un shock hipovolémico. Murió desangrado en torno a las 15 horas del 1 de agosto de 2019.
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